12. EL RETO (Salvador Esteve)
Llovía. Las nubes se entrelazaban furiosas buscando protagonismo. Los rayos resquebrajaban el horizonte cual cicatrices supurando sangre sobre el cielo. El hombre los sentía como latigazos sobre su cuerpo desnudo. Y con los brazos extendidos, levantó su desafiante mirada retándolos a un duelo a muerte, era su ritual antes de cometer un crimen. «Señor, no quiero hacerlo, no me obligues. ¡Que un rayo apacigüe mi martirio y acalle mi conciencia!». Pero, como en las nueve tormentas anteriores, nada pasó. «Hágase, pues, tu voluntad».
La encontró sentada en un banco del parque, con la bondad y la sonrisa esculpida en su cara. Miraba hacia el infinito páramo de la oscuridad dando gracias a la vida. Un bastón blanco delataba su ceguera. «Mejor, más placer, yo la liberaré de la penumbra». Se acercó sigilosamente, hasta que sus manos lograron rodear el débil cuello de la joven intentando desgarrarle el alma, arrebatarle su sonrisa. Pero al instante escuchó un gruñido al tiempo que sintió unos colmillos atravesando su yugular; la vida se le esparcía a borbotones sobre el frío suelo.
La muchacha, aún temblorosa, tranquilizó a su perro, su protector, el fiel amigo que iluminaba su eterna noche, Rayo.
Qué sería de los ciegos sin un perro entrenado para ser sus ojos. Gran labor la de estos maravillosos seres.
La primera parte es desgarradora, este tipo de enfermos no deberían salir a la calle.
La segunda parte es de pura justicia.
Buen micro, Salvador.
Un abrazo.
Los perros lazarillos son cum laude a la sensibilidad, ofrecen ojos, protección y amistad. Muchas gracias por tu comentario, Rosy. Abrazos.
Con razón ese sujeto sentía los rayos como latigazos. De alguna forma intuía que podría ver su fin de la mano (o de los dientes) de uno. Como bien ha apuntado Rosy, un enfermo así debería ser tratado en un centro especial. No soy partidario de la violencia, pero en este caso está claro que el amigo fiel supo cómo actuar y libró al mundo de un ser dañino e implacable, a pesar de sus aparentes dudas iniciales. Un relato que sabe sobrecoger con dosis crecientes de inquietud, hasta el desenlace final, que, hay que decirlo, se siente con alivio.
Un abrazo y suerte, Salvador.
Eligió a su víctima sin pensar que hay cariños que matan, y el del perro hacia su compañera y amiga era de los que arriesgan y dan su vida sin pestañear. Muchas gracias por tus palabras, Ángel. Abrazos.
Me encanta tu prosa, Salvador. En esta ocasión has descrito, con bellas e impactantes imágenes, el concepto de violencia gratuita, de injusticia, por parte del sujeto, y justicia final que, como bien dice Ángel, resulta un alivio para el lector. ¡Enhorabuena!
Un abrazo y suerte.
Me es muy grato que tus amables palabras generalicen mi forma de escribir. Alivio del lector por el desenlace y alivio del autor si el relato gusta. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
Como tienes por costumbre, siembras expresiones tremendamente fructíferas. Y claro, la cosecha de un rico texto está asegurada.
Siembro expresiones y el fruto, no lo dudes, son vuestros halagadores comentarios. Muchas gracias, Edita por tus palabras. Abrazos.
Muy bien descrito ese perturbado y espléndido el círculo que se cierra con el nombre del perro. Magnífico.
Mucha suerte, Salvador.
Cuando pensé en el relato me vino el nombre del perro y toda la historia se fue fraguando en torno a él. Muchas gracias, Rafa, por tus palabras. Abrazos.
Hola, Salvador.
Lo primero decirte, repetirte, si estuviste allí, en la FIESTA, que me hubiera encantado conocerte. Tiempo habrá.
Una prosa bellísima, con destellos (habitual en ti) de lo más poéticos; un texto con una urdimbre perfecta. Muy bien tejida la mente y mostrada, indirectamente, la perturbada materia ¿gris? de este sujeto abominable.
Ya quisiéramos todos un perro como Rayo, fiel, protector y justiciero. Aunque abundan, por fortuna, los de su especie. Un inteligente limpiador de basura, además. Mi muy muy enhorabuena y un abrazote.
Perturbación, locura y una osadía, retar al destino, que, a la postre, fue su perdición. Amistad, cariño y protección en aras de la justicia terrenal con tintes divinos. Muchas gracias, Martín, por tus palabras. Abrazos.
Qué bueno, Salvador. Nos dejas unas intensas imágenes ligeramente oníricas y teñidas de poesía, como de cuento gótico moderno. Al final la voluntad del que se encuentra preso de su sino se cumple, cerrando el círculo. Bendito Rayo. Enhorabuena y suerte. Saludos.
Un círculo que se cierra y en cuyo centro hay un sentimiento de protección y entrega, el de un animal hacia su amiga. Me sumo a tu bendición, «gracias, Rayo». Muchas gracias por tus palabras, Jesús. Abrazos.
Rayo, como el resplandor en la noche de la protagonista. Muy buen relato donde se cierra el círculo.
Saludos
Una luz que le acompaña en su camino. Gracias, Blanca, por tu comentario. Abrazos.
Poético micro en el que la tragedia que se anuncia se compensa y libera con ese justiciero final. Potentes imágenes, acentuadas en el clima y la descripción de la ciega, y cargadas de simbolismo en ese «rayo vengador».
Un relato redondo, Salvador. Saludos.
Un reto donde el destino recoge el guante. Hay rayos de energía y rayos de amistad, estos últimos más poderosos. Gracias por tus palabras, Manoli. Abrazos.
Has subido al personaje desde su locura, la cual te llega por la naturalidad con la que dejas que se apodere de la lectura desde las primeras frases. No es fácil meterse en la cabeza de un psicópata. Tú lo dejas a los pies del verdadero protagonista de la historia. Encantado de leerte Salvador. Suerte !!
La locura pide a gritos paz, y ciertamente el protagonista es Rayo, revestido de amistad y de entrega incondicional. Muchas gracias por tus amables palabras, Juan Antonio. Abrazos.
Salvador, escribes muy bien tu relato y nos abandonas. Te gusta que te regalen las orejitas, ja ja ja, pues venga, fantástico, como siempre.
Suerte y un abrazo
Ja, ja, ja, te aseguro que jamás os abandonaré. Muchas gracias por tu visita y comentario. Abrazos.
Un auténtico thriller de proporciones bíblicas, Salvador. Parece que los caminos del señor son inescrutables, aunque lleven al fin pedido.
Una propuesta muy original, bien desarrollada y con un final magnífico.
Enhorabuena, si señor.
Un abrazo.
Cierto, los senderos de la justicia son infinitos; divinos, terrenales o de amor, siempre acaban posando su brazo. Muchas gracias por tus amables palabras, Antonio. Abrazos.
M. Salvador, muestras acertadas imagenes de locura en ese ser despiadado. Suerte y saludos. Feliz 2017¡¡
Una locura que al fin encuentra descanso. Gracias por tu comentario, Calamanda, y feliz año a ti también. Abrazos.
Al final llegó ese Rayo para detener a tu protagonista. Muy buen relato, Salvador.
Un abrazo y suerte.
La fuerza de un rayo de amistad es muy poderoso. Muchas gracias por tu comentario, Inés. Abrazo.
Y un Rayo apaciguó su martirio ¡Qué bueno Salvador! Pide y se te dará. Casi tiene una lectura bíblica tu micro. No me di cuenta de que aguantaba la respiración hasta el final, cuando un suspiro de alivio ha surgido al leer el desenlace. Mucha suerte.
Saludos.
Nadie puede lanzar un reto semejante y salir de rositas, ja, ja, ja. Muchas gracias, Maribel, por tus palabras. Abrazos.
Un final de los que arrancarían aplausos en el cine, porque en mis tiempos se aplaudía cuando se hacía justicia.
La verdad es que cada relato que voy leyendo me parece mejor que el anterior, claro la explicación es sencilla, aquí escribís los mejores!
Tú relato nos lleva angustiados a un final inevitable y entonces das la vuelta de tuerca.
Además me parece genial porque ese ser imparable y malvado, paradójicamente se ve vencido con la víctima más débil posible, una invidente.
Felicidades y abrazos
La febril mente del perturbado se posa sobre una joven vulnerable, pero con un aura de protección que da la fuerza del cariño. Muchas gracias, Asun, por tus amables palabras. Abrazos.
Hola, Salvador.
Nos llevas por un camino para mostrarnos el otro, el verdadero, el de la maldad porque sí.
Creo que el malvado de tu historia pide que le detengan, entreveo que pide ayuda: «Señor, no quiero hacerlo, no me obligues. ¡Que un rayo apacigüe mi martirio y acalle mi conciencia!». Aunque el asesinato, nueve ya, no tiene justificación, tal vez, este individuo necesitase ayuda médica…
En tu cuento lanzó el reto y el perro-guía recogió su guante.
Bien merecido el final que tuvo.
Un abrazo grandísimo y suerte.
Es cierto que semejante ser necesita ayuda médica, estar recluido, pero en esta situación límite era él o la inocente joven, y Rayo no lo dudó, dictó sentencia. Muchas gracias por tu comentario, Towanda. Abrazos.
Salvador, tus relatos son de lectura obligatoria aunque no te deje comentarios, siempre te superas. Tu manera de narrar convierte una historia terrible en algo hermoso, te felicito y te deseo suerte.
Saludos.
Muchas gracias por tu visita y por tu comentario, Beto. Vuestras amables palabras siempre me sirven de estímulo para seguir escribiendo y aprendiendo. Abrazos.
Salvador, me ha gustado este micro bellísimo en la forma y ejemplar en su contenido.
¡Qué buena la descripción interior de tus personajes!: turbaciones, temores, psicopatías, felicidad, agradecimiento, valentía, protección…
Y referente al nombre del perro: MAGISTRAL!!! (cumpliendo las plegarias del personaje)
Mi enhorabuena.
Un abrazo.
Las palabras que utilizas envuelven perfectamente el universo del relato. Rayo, el nombre del perro, fue el germen que espoleó mi imaginación. Muchas gracias, Amparo, por tus amables palabras. Abrazos.
Turbador ese psicópata de tormentas y rayos que ha encontrado el que tenía destinado, en forma de colmillo en la yugular. Cierras magníficamente el círculo desafiante que provoca el personaje retando al mismísimo Dios, que acaba expresando su voluntad en forma de ira canina. Un abrazo, Salvador, nos leemos también por aquí.
Un reto divino en el que el destino toma partido y los sentimientos protagonismo. Muchas gracias, Manuel, por tu comentario. Abrazos.
Me apasiona la intriga, el terror y la ciencia ficción. Y ciertamente, eres un lince, he leído un poco a Robert Bloch, sobre todo sus cuentos. Un escritor que interactúa con Lovecraft tiene que ser de lectura obligada. Muchas gracias por tus amables y gratificantes palabras, Juan. Abrazos.
Que se puede decir de esta genialidad? Desde el título hasta ese desenlace que cierra el círculo, te quedó redondito.
Me encantó!
Un abrazo y suerte.
Un reto que el destino hace suyo. El que siembra tormentas recoge rayos, ja, ja, ja. Muchas gracias, Luis, por tu comentario y visita. Abrazos.
Buen y poético reto de palabras. Hay locuras que desatan tormentas y miradas vacías llenas sonrisa.
La fidelidad y protección llevada a su máxima.
Un conjunto de imágenes que te hacen adentrarte en la historia y vivirla casi en primera persona.
Justicia en tu genial relato.
Un abrazo Salvador.
El amigo que se entrega hasta las últimas consecuencias sin importarle su integridad. Muchas gracias por esta «tormenta» de amables palabras que me regalas, Mª Belén. Abrazos.
No quería su rayo, pues toma rayo.
Una historia muy bien ambientada, Salvador.
Saludos cordiales.
Y no un rayo de sol precisamente, ja,ja,ja. Muchas gracias, Carles, por tu comentario. Abrazos.
No le hicieron falta ojos, a esta invidente. Su perro miró por ella y destrozó al agresor.
Este fiel lazarillo, merece el homenaje que le has hecho, Salvador.
Mucha suerte y un saludo.
Los perros lazarillo regalan sus ojos, su amistad y protección de una manera realmente ejemplar. Muchas gracias por tu comentario, María Jesús. Abrazos.
Qué bien plasmas la locura, como nos llevas de paseo por el terror, con tan pocas palabras. Muy buen relato, Salvador.
Suerte y abrazos
Una locura que se da de bruces con un muro infranqueable de amparo y lealtad. Muchas gracias por tus palabras, Anna. Abrazos.
«Hágase, pues, tu voluntad», una buena pausa al tormento y al final el Rayo, liberador y justiciero. Relato conseguido.
Felicidades y abrazos mil
Un relato que me ha gustado mucho. Distinto. Creo que tendrás posibilidades.
La historia tremenda. La narración brillante. Visual como siempre. Atmósfera y lenguaje en perfecto engranaje.Que toda la vida es cine…
Mucha suerte y abrazo.
María, Ximens, Antonia, perdonad la tardanza, pero no quería dejar de agradeceros vuestras palabras y visita. Abrazos.