90. Súper desamor (Montesinadas)
Uno no es consciente de sus poderes de golpe, se encuentran poco a poco, ese fue mi caso y los descubrí todos, gracias a ella, lo de la kryptonita fue posterior.
La misma noche que la conocí, me enamoré. Recuerdo aquella fiesta de disfraces de la escuela secundaria. La incesante lluvia y su traje neumático ajustado. Bajé rápido las escaleras para abrirle la puerta del coche, le arrojé la capa a su paso, en varias ocasiones, para que no manchara sus zapatos y pudiera pisar sobre los charcos.
La acompañé a casa y esperé hasta que abrieron la puerta. Las siguientes semanas fuimos inseparables y descubrí la fuerza heladora de mi aliento enfriando sus bebidas y el súper beso amnesia, al chocar nuestros labios. La telequinesis, apareció al mismo tiempo que la telepatía, cuando comprobé que podía leer sus pensamientos. Ocurrió aquella noche, que deseó la luna y se la acerqué a la terraza. Que mi vista atravesaba los objetos sucedió, para mi desgracia, la tarde que ella se metió en el baño de las chicas con el joven Luthor, la misma tarde que también levanté los brazos, en un gesto de rabia, apreté los puños y eché a volar.
El amor es capaz de extraer lo mejor de las personas, da alas, saca a la luz superpoderes que ni imaginaban tener. Esas facultades extraordinarias que nos permiten ver más allá y hasta volar por las nubes, se vuelven en contra de la forma más amarga cuando la ilusión cae en picado.
Genial este Supermán enamorado primero, despechado después. Le auguro un buen vuelo.
Un abrazo, Manuel. Suerte
Voy a ser muy escuerto: mola mucho.
Suerte.
ESCUETO… que se me ha colado una r y no me he dado cuenta, jajajaa
Manuel, original y bien contados los poderes del amor y el desamor. Suerte y saludos
El amor impregna de super poderes a las personas.
Original propuesta.
Muy buena tu precuela de Supermán. Suerte.
Pues solo me queda unirme a los que piensan que mola mazo esta historia del encontronazo entre las idealizadas ilusiones juveniles y las realidades que, por desgracia, ponen las cosas en su sitio, aunque también sea el punto de partida de otras aventuras, quién sabe si venturosas. Suerte, Manuel. Un saludo.