NOV52. CONFESIÓN, de Virginia González Dorta
Me contó de lugares y gentes, de los hombres a los que amó y a los que abandonó, de su vagar en pos de sentirse libre. Sus ojos, refulgentes, ascuas como el fuego que nos calentaba. Junto a la chimenea, los troncos se deshacían entre leves crujidos, como mi rabia y su vida, una vida que ahora yo entendía, después de haber esperado por aquella confesión durante años. Allí, al calor de las llamas, comprendí a mi madre.
Fuera, la lluvia y el cierzo hacían añicos el tiempo perdido. El fuego ya se encargaba de purificarlo.
Comprender a los demás no es fácil, menos si es nuestra madre y no crecimos con ella.
Duro pero esperanzador.
Besos
Gracias, Mar.
Un beso
Bonita, aunque triste historia, Virgi. Hasta el Cierzo está en su sitio, bien puesto. La atmósfera, el ritmo, el reflejo del ánimo, de los sentimientos del/la protagonista en el ambiente, en su entorno. Y el broche final: «el fuego ya se encargaba de purificarlo».
Un buen relato.
Besooos.
Amparo Martínez Alonso
Gracias, Petra.
De veras una satisfacción tus palabras.
Un abrazo
Has elegido un tema muy difícil; sin embargo, esas las relaciones materno-filiales, con secretos incluidos, te han permitido crear una historia sólida, poética y bonita.
Mucha suerte.
Gracias, Paloma, una visita estupenda la tuya.
Un abrazo
El tiempo todo lo cura, incluso el rencor.
Has aprovechado este rincón para contarnos una historia materno filial en pocas líneas. Logré ver la escena.
Un beso
Si la viste, habrás cogido algo de su calorcillo. Espero.
Besos, María
No sabia que tenias este blog.
Pues yo tuve que intentar conocer a mi madre sin haber convivido con ella, sin siquiera haber hablado con ella, cuando al fin la encontré llevaba unos meses fallecida.
Besos y salud
No es mío, Genín, ja ja, es una historia para un tema alrededor del fuego.
Hoy te abrazo más fuerte, no hace falta que te lo explique.
Sin duda es hermoso conocer la historia de nuestra propia madre, en ocasiones una gran desconocida de la que todo lo suponemos y nada hemos contrastado.
Un micro muy hermoso, Virgi.
Besazos, siempre.
Suponemos mucho de los demás y, casi siempre, equivocado. Hemos de ponernos en el lugar del otro (cosa harto difícil) y partir de cero. Sólo el amor generoso podrá acercarnos.
Besos grandes, querida Isabel.
La verdad puede hacer mucho daño, pero ya lo dijo antes otro, nos hace libres.
Y así es.
Libres, sin ese peso, ese resquemor.
Y frente al fuego, mejor, ancestral y purificador.
Besos
Y si es una verdad ansiada y necesaria, mucho mejor. Aunque nos cueste.
Gracias, Verónica, por acercarte hasta aquí.
Virgi, coincides conmigo en el título este mes y también en no saber a quien pertenece la confesión y quien es el culpable.
Un beso
Hola Epi, será que las coincidencias vienen de algún lugar remoto, te parece?
Otro beso para ti.
es bonito y necesario llegar a ese entendimiento para perdonar y perdonar(se).
biquiños,
Un arduo camino hasta conseguirlo, pero dicen que el amor todo lo puede,
Aldabra, un biquiño de vuelta para ti.
Lo más fuerte de tu relato, desde mi punto de vista, es el sentimiento que transmite, cómo un hijo se puede estar haciendo preguntas sobre su madre, necesitando saber para no juzgarla. Cuánta lección transmite. ¿Quién sabe lo que han vivido? ¿Quienes somos para juzgar? En fin, un relato con una gran carga de profundidad para hacer pensar. Suerte.
Gracias, Ximens.
Lo vivido es difícil resumirlo en un encuentro, pero si detrás está la voluntad del encuentro y la comprensión, puede ser que lleguemos a algo.
Un abrazo.
Ante una madre se espera lo que haga falta. La paciencia es un arma y puede ser infinita. Una gran lección de quien teniendo sus dudas sabe esperar, respetar y aguardar al momento oportuno.
Mucho mejor que sacar conclusiones precipitadas. Hermoso texto Virgi. Preciso, cálido y tierno. Uno lo lee como al calor del fuego. Las grandes historias, aunque sean en un micro, se saborean así. Un abrazo.
V., tus comentarios son importantes para mí y te los agradezco mucho.
Cuántas veces juzgamos y sufrimos sin saber nada, sólo lo que las dudas parecen explicarnos.
Todo tiene su explicación, aún cuando nosotros no solemos tener la serenidad de esperarla.
Muchos besos, muchos.
Bonito virgi! Breve pero intenso. Y disfrutar este blog ha sido toda una sorpresa para mí.
Saludos.
Una sorpresa tu visita, Josef, un beso y gracias.
Un tema difícil tratado con delicadeza.
Abrazo otro.
Un beso, E., gracias por acercarte.
La confesión de la madre despierta mucha emoción, Virgi. Me ha gustado.
Un abrazo.
Gracias, Nicoleta, otro abrazo para ti.
Me alegro haber llegado hasta aquí, hermoso relato.
Un abrazo
Ha calado muy hondo esta confesión,Virgi. Toda tu sensibilidad y tu comprensión colocadas en pocas palabras para llenarnos el corazón. Me llega al corazón,con comprensión, cariño y amor. Mucho amor. Al final es lo que nos queda. ¡Cuánta ternura encontré en este relato!. Te abrazo con cariño.