12. ARIA FINAL (Salvador Esteve)
Sus ojos ya no se humedecían con Madame Butterfly. Los cuadros nada le trasmitían, una mera amalgama de colores y tramas inconexas que le provocaban el vómito. Pero el arte aún circulaba como magma por sus venas añorando el gozo de sus sentidos.
Extendió la sábana, lienzo de su fantasía, y depositó a la mujer que, narcotizada, apenas opuso resistencia. Ansiaba su despertar, quería que fuese consciente de la realidad que le esperaba. Cuando empezó a gritar, la sonoridad del miedo y el tono desgarrador de sus súplicas le produjeron un placer indescriptible. El bisturí empezó a cercenar los tejidos, la sangre fluía dibujando líneas caprichosas; las entrañas, libres de la carne, se esparcían creando texturas insospechadas. El cuadro resultaba fascinante.
El sótano de la vieja mansión va acumulando cuerpos que, enterrados, yacen olvidados como escoria de una ilusión enfermiza. Al subir las escaleras, un peldaño de madera cruje reclamando justicia. El hombre cae, su cuerpo queda inmóvil, las piernas no le responden. El tiempo pasa, la sed y el hambre asumen protagonismo.
En el silencio de la noche, mientras las ratas empiezan a esbozar con sus dientes el cuadro final, un aria quejumbrosa se escucha al compás del viento.
Para releer por tercera vez tu maravilloso, sugerente, pictórico, gótico, musical, justiciero y mucho más relato he buscado en youtube el aria de Cio-Cio-San que había escuchado, en su día, en bastante ocasiones. Recuerdo haberla tenido en un casete de arias famosas. Solo te digo que he disfrutado de lo lindo. Buena literatura y buena música, ¿qué más se puede pedir? Sin bromas, me ha encantado. Enhorabuena y suerte, Salvador. Un abrazo.
Muchas gracias, Jesús, por tus amabilísimas palabras. Tus adjetivos hacia el relato me llenan de alegría. He intentado enlazar decadencia, hastío y locura que desencadenan una criminal adicción artística. Pero la justicia silenciosa siempre está presente, con el destino y las ratas como brazo ejecutor. Abrazos.
Hola, Salvador, poeta.
Jesús lo ha hecho tan bien que me deja poco espacio. Es un gran relato el tuyo. Muestra la degradación al par que la degeneración de un pintor convertido en un sádico. La musculatura del relato es soberbia, suntuosa. Sus fibras se convulsionan de luz ácida. El tono es acojonante, acongojante. Y al final la justicia implacable que le devuelve el revés por mano de los dientes como de bisturí que tienen las ratas. Creces, lo has hecho con el estío sediento y desenvuelves tu nueva estatura como un gigante lleno de verdad, de esa sed sin principio, que dijera otro poeta. Por ella constituido. Mi más entusiasta enhorabuena y un abrazo largo como un tren sin fin. Crece, salvador, no dejes de crecer para gozo nuestro.
Donde digo pintor vale artista en general.
O, por el título, y la Butterfly, mayormente músico.
Degradación ante el arte. Locura y justicia, capítulos de una vida que los bisturís dentales, como tú bien dices, han finiquitado para consuelo de la razón. Sinceramente, Eduardo, te confieso que sí, estoy creciendo, pues cada vez me es más fácil plasmar sobre el papel mis elucubraciones. Pero créeme si te digo que es gracias a vosotros, a vuestros relatos, que me hacen aprender diferentes bifurcaciones en el arte de narrar. Muchas gracias por tus palabras y valoración. Abrazos.
Me entusiasma tu relato, Salvador. ¡Con qué maestría mantienes al lector deseoso de seguir leyendo! Parece que tú y yo (al menos de momento) somos los más «truculentos» en nuestros micros, jajaja. Arte, terror y locura. Los tres ejes en los que, para mí, gira tu magnífica narración. ¡Felicidades!
Un abrazo.
Razón tienes, María José, arte, terror, locura, y con tu permiso, añadimos justicia, y el relato queda apuntalado sobre cuatro pilares. Muchas gracias por tus amables palabras, son para mí una inyección de tinta que me revitaliza para seguir contando historias. Abrazos.
Menudo retrato de sicópata, me has gustado, y especialmente ese crujir del peldaño pidiendo justicia, es un trigger en el relato muy bueno. Abrazos
Muchas gracias por tu comentario y visita, Manuel. Destino y justicia, aliados circunstanciales para bien de, seguro, futuras víctimas. Abrazos.
M. Salvador, a donde conduce la excesiva obsesion, o perfeccion, o sadismo? bien contada esta terrible historia. Suerte y saludos
La mente es un universo inexplorado donde la locura siempre está al acecho. Muchas gracias por tu comentario, Calamanda. Abrazos.
¡Qué fuerte! Preferible, leer tu relato con el estómago vacío, je je… En otro caso podrían suceder cosas indeseables. De piedra me quedo; es asombrosa la facilidad con la que te mueves en estos temas. Un maestro del que aprender mucho, diría yo. Solo puedo decirte que me parece un texto maravilloso, impecable hasta más no poder. No se le puede poner ni un pero. Mi enhorabuena, Salvador. Besitos.
Ciertamente tengo predilección por temas escabrosos, si en mi relato no hay dos o tres víctimas no me quedo tranquilo, ja, ja, ja. Maestro en empaparme y aprender de vuestros textos. Muchas gracias por tus palabras, María José. Abrazos.
Impresiona tu relato y nada más imaginarme la escena, me da escalofríos. Suerte.
Besicos muchos.
Con tu permiso, tus escalofríos me reconfortan, ja, ja, ja. Muchas gracias, Nani, por tu comentario. Abrazos.
Nadie puede negar que este hombre posee una vocación estética, como nadie puede decir que sea compatible con la ética. Como el protagonista de «El perfume», no tiene el más minimo pudor en utilizar mujeres como mero material para sus creaciones. Al final la vida sitúa a cada uno en su lugar y tiene un fin acorde con una actividad del todo irrespetuosa con la vida ajena.
Has creado a un personaje que bien podría ser protagonista de una novela o formar parte del guión de una buena película de género, como bueno es este relato, que en modo alguno deja indiferente
Un saludo y suerte, Salvador
Así es, Ángel, sin ningún atisbo de empatía ni arrepentimiento convierte su hedonismo en puro salvajismo criminal, al cual solo el destino ha podido parar. Muchas gracias por tus palabras y valoración. Abrazos.
Salvador, esto no se le hace a una devota confesa de «Madame Butterfly»; ahora, cada vez que escuche uno de mis tesoros musicales, me voy a acordar de tu truculento relato. Te perdono el daño colateral 😉 … porque es un texto bueno, muy bueno.
Plasmas extraordinariamente la historia de un «delirio artístico» llevado hasta el límite, hasta sus últimas consecuencias, sin obviar el castigo. Felicidades.
Un abrazo con suerte
Madame Butterfly tiene, sin duda, el poder de borrar cualquier pensamiento truculento envolviéndolo de emoción y sensibilidad. Los sentimientos colaterales que me proporcionan tu comentario son de motivación y alegría. Muchas gracias por ello, Nuria. Abrazos.
Tu texto se ve, se oye, se palpa, y hasta se puede sentir el olor de la sangre. Enhorabuena, Salvador, magnífico relato!!
El objetivo y la finalidad de los relatos es la transmisión de emoción, por lo que te agradezco tus palabras, Alberto. Abrazos.
Creo que tu terrorífico y a la par genial relato sería un magnífico argumento para una película. Las pinceladas literarias con las que has descrito cada una de las escenas son tan visuales que estremecen sobremanera. Al final, haces que respiremos aliviados al ver que se hace justicia con este artista sanguinario. Aunque, ahora que lo pienso, ¿no tiene también algo de sádico, ahora hablo por mí, que me sienta aliviada con semejante final, teniendo en cuenta que probablemente sufra de locura? Enhorabuena, Salvador y suerte. Un abrazo.
Ángel y tú lo habéis comentado, por lo que impacientemente espero ofertas para la película, ja, ja, ja. Por otra parte, has metido el dedo en la llaga, Juana, ¿hasta qué punto la locura es atenuante y eximente de responsabilidad? De lo que no cabe duda es que había que parar su delirio criminal de alguna manera. Muchas gracias por tu comentario y reflexión. Abrazos.
Terrorífica historia ambientada en un escenario que para los pelos. Una manera de narrar impecable. El giro final originalísimo, ningún crimen queda impune. ¡Excelente, Salvador!
Saludos.
Ningún crimen quedará sin castigo mientras el destino se alíe con la justicia. Muchas gracias, Beto, por tus amables palabras. Abrazos.
Cuánta crueldad en 200 palabras, Salvador, se me ha erizado la piel imaginando la escena. Excelente final para un ser tan despreciable. Me ha gustado, mucho.
Un abrazo y muuucha suerte.
Crueldad y locura artística van de la mano hacia su terrible final. Muchas gracias, Rosy, por tu generoso comentario. Abrazos.
El placer estético también tiene sus derivas extremas, como bien ilustra la pasión sangrienta del protagonista. Pero sobre el contenido, sobrevuela la forma exquisita de la composición del relato, que remata con un crescendo mayor terrorífico.
Saludos, Salvador.
Deriva que prometía no tener fin. Un actor que merecía ser protagonista de su propia entelequia artística. Muchas gracias por tus amables palabras, Manuel. Abrazos.
Ay Salvador, me has dejado con el corazón encogido. De niña no podía dejar de ver este tipo de pelis (eso sí, escondida debajo de la mesa camilla, o de un cojín). Me has pillado desprevenida y no he podido evitar leerte hasta el final, y sin obstáculos.
Aterrador.
Isabel, reconocerás que he dejado finiquitado el tema para tranquilidad de los mortales, ja, ja, ja. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
La sensibilidad artística de tu protagonista parece haber entrado en una etapa preocupantemente visceral, algo que tú has logrado plasmar con estupendo ritmo y buen hacer desde la descripción de su interior hasta la proyección que esa locura tiene en su arte. Has rematado perfectamente el relato con esa justicia poética que acaba conformando un cuadro tan macabro como bien pintado.
Enhorabuena, Salvador.
Un abrazo.
Pinceladas de locura que no podían quedar plasmadas en el olvido, y, como bien apuntas, justicia poética para segar de raíz su carrera de sangre. Muchas gracias por tus amables palabras, Enrique. Abrazos.
Hola Salvador, este relato produce una especie de desasosiego que no es fácil de explicar. Desde el principio te adentra en la atmósfera turbia de la pérdida de lucidez mental y la demencia, es como si pudieras escuchar ese aria que da título al relato poniendo una sórdida banda sonora a tan lúgubre situación. La cosa no mejora mucha al final, cuando una especie de justicia divina se encarga de acabar de forma macabra con la historia. Me he quedado con una especie de escalofrío, como cuando la tiza araña la pizarra produciendo ese ruido infernal, si un relato consigue erizar la piel así es que ha calado. Enhorabuena, un afectuoso saludo.
La finalidad última de la escritura es transmitir sensaciones e interactuar con las emociones, por lo que tu comentario me satisface enormemente. Muchas gracias por tus amables palabras, Ángel. Abrazos.
Fantástico relato, Salvador. Aunque reconozco que tengo una cierta prevención ante este tipo de relatos en los que la víctima (siempre femenina) se trata como mero objeto, eso no le resta mérito literario. Y además, siempre hay un escalón dispuesto a equilibrar la balanza de la justicia.
Mucha suerte y abrazos,
Tienes toda la razón, Anna, en tu apreciación sobre los estereotipos en la literatura y también en el cine. Tomo nota, intentaré equilibrar mis elucubraciones. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
Salvador, relato de terror que nos traes. Este psicópata termina siendo protagonista de su obra sin pretender serlo, menudo final. Muy buen relato.
Un abrazo
Al final. el macabro artista termina siendo absorbido por el lienzo de la justicia. Muchas gracias por tu comentario, Blanca. Abrazos.
¿Dónde has encontrado esta pieza perdida de Poe? Qué suerte, voy a buscar en mi trastero a ver si encuentro yo también alguna reliquia como la tuya. Suerte, Salvador.
Como se nota que, además de un gran escritor, eres grande en el arte de la motivación, ja, ja, ja; en mi caso, aumentando mi autoestima. Muchas gracias, Lorenzo, por tu comentario. Abrazos.
Salvador… tarde pero seguro… enhorabuena por tu relato, tú sí que eres un artista!!!
Hacer de algo tan poco estético como es una muerte y todo lo que conlleva un asesinato brutal una obra de arte…
Muy bien traído… me ha encantado!!!
Mucha suerte, Salva!!!
Un fuerte abrazo, Marta
Muchas gracias por tus halagadoras palabras, Marta. Abrazos.