80. Tácet
El plazo vencía pronto. Se había empeñado en enviar su propuesta al concurso literario, pero era incapaz de hilvanar una frase.
Lo había intentado todo. Su búsqueda febril de inspiración comenzó en un manoseado catálogo de arte ruso de vanguardia. El cuadrado blanco sobre fondo blanco de Malévich evocaba en él todo un mundo de emociones contenidas, limitadas por sus vértices puntiagudos. Una falsa alarma. Nada. Ni una línea, ni una mala anécdota remotamente chejoviana.
Después probó en una sala de cine al azar, entrando a tientas cuando la sesión había comenzado. Proyectaban The artist, la película muda de Hazanavicius, un experimento oscarizado que le sumió aún más en la perplejidad. Decidido a no rendirse se coló en una sala de conciertos, algo experimental… ¿por qué no? No hubo fortuna tampoco. Abandonó la sala a trompicones sin llegar al final de la obra de John Cage, más de cuatro minutos de silencio, una pieza extraña con un intérprete cabizbajo e inmóvil frente al teclado del piano.
El tiempo se agotaba. Regresó a casa al borde de la desesperación y tecleó en el formulario sus datos con un escueto “Sin palabras” como brevísimo título, antes de pulsar el botón de enviar.
Pues eso, en silencio y, además, sin palabras es como nos hemos quedado (al menos, yo) tras leer tu relato. Nos muestras como de donde no hay, también se puede sacar algo si el que lo intenta sabe como hacerlo. Me ha gustado, Jero. Saludos y suerte.
Gracias Jesús. Una reflexión casera sobre el minimalismo. Si en el arte moderno el espectador tiene que poner casi tanto como el autor puede ser una buena opción el silencio. Un abrazo grande
El arte de no decir… Me ha gustado mucho Jero! 😉
Me alegro mucho! Gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo!
Tras el prolongado silencio al que invita el título, una sola palabra para «dar voz» al relato: TOTAL…. Simplemente, TOTAL.
Te deseo la mejor de las suertes, Jerónimo.
Un afectuoso saludo.
Gracias Nuria! TOTALmente agradecido! Me alegra que te haya gustado esta voz silenciosa. Un beso
A veces incluso cuando las musas se rebelan se puede extraer inspiración para decir mucho, sin que parezca que decimos nada. Muy original tu propuesta. Recibe un fuerte abrazo, Jero.
Gracias! Un poco de silencio a veces despierta nuestra voz interior
Un beso grande
A veces es el silencio, la página en blanco, el vacío, lo que nos da la respuesta a todas las preguntas. Un relato redondo, Jero. Desde el título hasta la última palabra. ¡¡Enhorabuena y mucha suerte!!
Muchísimas gracias Patricia! Espero que estos silencios sean elocuentes. Un abrazo enorme!
Me ha gustado el recorrido por esas obras «mudas, sin color», muy ocurrente y bien hilvanado. Quizás… escribir un microrrelato tengo un poco de eso.
Muy ocurrente, insisto
Muchas gracias Luisa. Quizá sea tan solo un toque de atención para estar atento a todo lo que nos habla silenciosamente. Un abrazo
Jerónimo, sin palabras da mucho juego en cualquier circunstancias. Todo lo interpretable lo deja ahí, a nuestra disposición, casi nada. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda. Como hemos comentado otras veces el arte de nuestros días deja mucha.responsabilidad al lector aunque el autor no suelte prenda.Un abrazo
A juzgar por el resultado, te ha venido de perlas la poca inspiración de tu protagonista. Original apuesta, Jero.
Un abrazo y mucha suerte.
Gracias Rosa. La duda que nos queda es si ganó el certamen literario o nunca le dieron respuesta ?. Un beso