32. La rutina (Jerónimo Hernández de Castro)
Como cada jornada, el cálido amanecer naranja hizo visibles las almenas del castillo y el brillo de mármol de sus muros. Un giro repentino mostró... Leer más
100. Los gatos pardos (Jerónimo Hernández de Castro)
En la escuela era único aprendiendo cosas inútiles que aún hoy acuden a su mente de modo inesperado. Nunca olvida la voz trémula de un... Leer más
105. Mamón (Jerónimo Hernández de Castro)
La vida en Madrid le resulta más difícil de lo esperado. En casa, la tienda de moda familiar se fue a pique y su madre... Leer más
38. El tratamiento (Jerónimo Hernández de Castro)
La persiana está aún bajada y la habitación ya bulle como cada mañana. Un griterío de voces altisonantes, ahogadas y contradictorias resuena contra el techo... Leer más
96. A través de la ventanilla (Jerónimo Hernández de Castro)
De todos los rectángulos de cristal del convoy, tan solo uno tiene luz. Es improbable que puedan descubrirle en medio de la nieve, donde la... Leer más
21. El niño muerto (Jerónimo Hernández de Castro)
Empiezo a estar harto del crío. Ya está aquí otra vez. Su madre volverá a decirle que no debe venir, que tiene que descansar tranquilo,... Leer más
15. Mar de Galilea (Jerónimo Hernández de Castro)
Un paso adelante. Solo me pides eso. Que me lance a la aventura y camine junto a ti sin temor. Me acompañarás y contigo no... Leer más
63. Remesas defectuosas (Jerónimo Hernández de Castro)
Es el mejor. A pesar de publicar constantemente su secreto, no hay ingeniero biofacial como él: Lo importante es la elasticidad de las comisuras, insiste.... Leer más
104. Se nos va la chica (Jerónimo Hernández de Castro)
Está muy rarita. No tengo ninguna queja de su trabajo aunque cada vez la entiendo menos. Sigue limpiando de manera implecable pero su vestidos elegantes... Leer más
119. Álgebra infantil (Jerónimo Hernández de Castro)
La niña seguía sin entender y el profesor volvió a enfadarse. Su paciencia se esfumó como su efímera beca doctoral. Cómo le hubiera gustado terminar... Leer más