18. Su momento
Desde que los nietos son mayores, la cena familiar de Navidad incorpora una nueva tradición iniciada por una torpeza de cuñado, una estúpida indiscreción acerca de la primera cita íntima de los abuelos.
Cada año la narración se enriquece con más detalles: la casualidad de quedarse solos en la casa, un vecino que apareció de forma inesperada, el ladrido de los perros, un jarrón de porcelana hecho añicos…
Al abuelo le cansan las nuevas versiones y se levanta de la mesa con cualquier excusa. La abuela es más paciente y, al cabo de un par de anécdotas, se escabulle en cuanto puede para reunirse con él.
Sin que los veamos, se sientan un instante en la cocina, cogiéndose las manos y se miran como nunca, como entonces.
Loa cuñados tienen mucho peligro cada vez que abren la boca, son capaces de instaurar tradiciones un tanto morbosas, a la vez que poco creíbles, con detalles cambiantes. Lo que no cambia es la magia de esta pareja, capaces de hacer de sus verdaderos recuwrdos algo actual, renovado enirrepetible, porque cada vez es diferente: «Como nunca, cono entonces». Maravillosa contradicción que, paradójicamente, clarifica y reafirma.
Un abrazo grande y suerte, Jero
Gracias ÁNgel! Gracias como siempre por tus comentarios. Me alegra mucho que te guste ese final Un gran abrazo
Este relato me transmite sensaciones como tradición, familia variopinta, fiestas obligadas, ¡qué paciencia!… y, sobre todo, respecto y ternura, con ese final precioso que, aunque sea “Sin que los veamos”, es fácil imaginarlos.
muchas gracias Edita. Me alegra que te haya gustado el relato con esa piqueta de ternura navideña. Un abrazo!
Jero, cualquiera puede reconocerse en una cena como esa, con el típico familiar paliza que se las da de gracioso, del que solo quieres huir. Lo que no parece tan habitual es ese momento de intimidad para recordar la primera cita. Es una preciosidad, coincido con el resto de comentaristas en la belleza de la última frase.
Un abrazo y suerte.
Muchísimas gracias Rosalía. La verdad es que no estaba muy seguro de esas cuatro últimas palabras. Me surgía la duda de si un final así rompía la línea del texto o era un poco brusco. Es una alegría enorme ver que os ha gustado. Un abrazo grande y mucha suerte