19. TIEMPOS DE ESCASEZ
Y mucha mala hostia, tanta que ya no le quedan motivos ni fuerzas para volver a enfadarse. Cada vez extraña más aquellos tiempos cuando en forma de oblea y acompañándola con un buen sorbo de vino dulce, con más que sobrada alegría y los mofletes enrojecidos frente a sus muchos feligreses que atendían entonces sus oficios, todos las saboreaban a medida que iban soltando el acumulado y repetido lastre que los enturbiaba. Ahora, sincerándose, no puede escudarse en aquello de “con la Iglesia hemos topao”, esa con la que lleva muchos años sacrificando la vida por los demás y donde las pocas monjas que van quedando en el convento, que horneaban también ricos y variados dulces y panes, no encuentran ya a nadie que les regalen aquellas buenas harinas de antaño.
A través de impresiones sensoriales basadas, sobre todo, en el gusto, este sacerdote rememora un época más pujante en la institución de la que forma parte, ahora con menos religiosos, menos feligreses, menos de todo. Los tiempos cambian y todo puede decaer, costumbres y fe incluidas. Son hechos constatables; las causas, son objeto de opinión y estudio.
Un abrazo y suerte, Antonio
Estimado Ángel, tus comentarios se han hecho imprescindibles por lo bien que presentan nuestros micros. Un gran abrazo y a seguir, que no es poco.
No me apena que este sacerdote “acumule mala ostia” recordando tiempos mejores en su institución, y tenga que sufrir el descreimiento de la sociedad actual. Digo que no me apena porque haciendo balance de que que me aportó esa iglesia a la que por aquella época todos debíamos venerar, gana por goleada muchos sin sabores y condicionantes que incidieron en mi vida sin apenas ser consciente. Es posible que otras personas hayan tenido experiencias distintas, no lo dudo, pero esta fue la mía.
Me gusta cómo has entrado en la psicología de ese sacerdote a través de hechos de su vida cotidiana, creo que has querido traslucir de su discurso que “se acabó el poder de la omnímoda corporación eclesiástica “ o eso he querido entender.
Así es Rosa, una interpretación muy coincidente con la mía. Y sí, los tiempos cambian, para todo y para todos. Muchas gracias por tu comentario.
A mi tampoco me da pena ese cura glotón que ha perdido su poder. No he tenido malas experiencias con la iglesia, pero hay cosas de las religiones (todas) y de sus instituciones con las que no «comulgo».
Un abrazo y suerte.
Gracias, Rosalía, por tu comentario. Sí, alguien dijo y con mucha razón lo de ser el opio del pueblo. Saludos