59. EL ELEGIDO (Petra Acero)
“¡Apaga esa luzzz!”, me gruñe el abuelo. Y su queja arrastra cada sílaba con eco renqueante. Mientras, mi incipiente hombría se esconde debajo de la cama, a toda prisa. ¡Qué ganas de asustarme, joder!
Todo empezó el día en que el repartidor de pizzas llegó a casa con nuestro pedido en una mano y su casco en la otra. “Tío, si me dejas probarme tu casco convenzo a mi madre para que te dé una propina cojonuda”, le propuse impaciente. Y en eso estaba, ajustándome aquel casco, cuando se me cayó la lámpara en la cabeza. No me mató, ni me abrió una brecha como la que luce “el pecas”. Que, ¿por qué le pedí al repartidor su casco sudao? ¡Ni puta idea! Aunque, según mi madre, esa ocurrencia insalubre y fuera de lugar me salvó la vida.
Desde entonces, el abuelo no deja de darme órdenes: “¡Pedro, Pedritooo , apaga esa músicaaa!” “¡Baja la calefacciónnn!” “¡Desenchufa la teleee!”… Mi difunto abuelo está muy concienciado con el ahorro de energía.
Yo me devano los sesos tratando de averiguar por qué, ¡el muy cabrón!, se empeña en contactar conmigo. ¡Si es mi madre quien controla la factura de la luz!
Explosivo el binomio abuelo gruñón fantasma y nieto adolescente. La que pueden liar… Muy gracioso. 😀
Muchas gracias, Edita. He tratado de darle un giro humorístico a las voces fantasmales, pero heberlas haylas 🙂
Hola, Amparo.
¡Viva la libertad de expresión! Hombre a mí me gustan los de jamón y queso, bueno y otros, y no te digo los pintxos; pero haces como para que los superen los de tu texto. Te has desmelenao, bueno uno de los tres personajes, sobre todo, en ese triángulo escaleno: el de la incipiente hombría, jajaja. El fantasma del abuelo también tiene su guasa. Y el golpe final es atómico. Las mamás, siempre pendientes de la economía, ministras de Hacienda tenían que serlo todas. El relato desborda humor y está muy bien armado y escrito. He reído en un día gris por los madriles, y tú has contribuido junto con un par de cervecillas. Edu ha reído también, y mucho, al leerle tus renglones. Doble motivo de agradecimiento. Mi muy enhorabuena. Y un beso grande.
Martín, muchas gracias por contarme que Edu se ha reído con mi historia. A mí también me ha hecho sonreír y muy feliz tu comentario.
Muchas, muchas gracias por tus palabras y un abrazo para cada uno (para Edu y para ti).
El casco salvó al muchacho del golpe, pero le dejó algo sonado y ahora cree escuchar voces de ultratumba. Puede que fuera eso, o tal vez que tras la experiencia traumática se le ha desatado una sensibilidad especial que le facilita las comunicaciones con el más allá. Aunque el título concreta las posibilidades y lo deja claro: el chico es realmente el elegido; su abuelo le ha salvado de un final prematuro desde la otra dimensión, pero a costa de darle la matraca el resto de su vida.
Un relato muy original, sorprendente y divertido, en el que la magia se manifiesta con imaginación
Un abrazo grande y suerte, Amparo
Como siempre, Ángel, tú disección/disertación de cada relato es concienzuda, acertada e inteligente, pero sobre todo llena de respeto y cariño.
Muy bien, muy bien. 🙂
El casco evitó que la lámpara le abriera la cabeza, pero algo, desde ese momento, cambió dentro: escucha voces…
Le «eligieron» antes del golpe (de ahí que, sin saber por qué, pidiera al repartidor que se lo dejara. La salvaron la vida) o fue a raiz del golpe en la cabeza cuando él se siente un «elegido» porque oye voces…
Muchísimas gracias, Ángel!!!!
Un besazooo
Genial Amparo, trepidante relato en el que no nos das respiro, y dónde al final todo tiene sentido. Eres perfecta dibujando personajes, el muchacho, su mafre, el inusual abuelo y hasta el repartidor de pizza. Un placer leer algo así.
Muy buen giro a los seres mágicos propuestos.
Un beso muy grande y ya que estamos en puertas Feliz Navidad
Todos estamos a un paso de ser «mágicos» con toda nuestra normalidad a cuestas 🙂
Muchas gracias por tu comentario, Asun.
Un besoooo grande para ti. Que pases felices fiestas y disfrutes de tu familia!!!
Amparo, nos allanas el camino, poco a poco, con una lectura fluida y llena de buens imagenes, para que tropecemos con ese increible final. Suerte y saludos
Hola, Calamanda. Me alegra que hayas «tropezado» con ese final. Era mi intención!!! 🙂 Porque, sino, yo soy la primera que paso miedo.
Un abrazo y muchas gracias
Divertida y muy ingeniosa historia. Me encanta como van encajando las piezas: el casco, la lámpara, las voces… es como si tirases del hilo y detrás de todo está el recibo de la luz. Entiendo que el abuelo intente velar por los suyos y ahorrarles unos euros: al precio que se ha puesto el kilowatio!!!
Suerte y abrazos, Amparo.
Jajaja. Da un poco de miedo oír voces, aunque sea la de tu abuelo animándote a ahorrar energía. 🙂
Muchas gracias, Anna!!!
Un abrazooo para ti.
¡Vaya, menudo texto! La naturalidad y la manera de contar el cuentecito me dejó anonadado. Muy bueno, Amparo. Lo importante en un texto es la fluidez y enganchar el lector. En hora buena trabajo conseguido. Buon Natale e Buon anno bella, Sotirios.
Pues muchas gracias por tus palabras, Sotirios.
Contenta de haber conseguido engancharte con la historia. Y totalmente de acuerdo con lo que comentas sobre la naturalidad y fluidez.
Unas Felices Navidades para ti también!!!!
¡Qué bueno! Ocurrente, divertido… Esta conexión abuelo-nieto adolescente más allá de la muerte me parece una idea genial. Me ha gustado mucho, ¡Enhorabuena!
Los abuelos y sus nietos tienen una conexión especial, un entendimiento fluido… Aunque al protagonista, en este caso, no le haga mucha gracia 🙂
Yo, sin embargo, te agradezco mucho tu comentario, Patricia.
Un fuerte abrazo!!!
Muy bueno, sorpresivo y divertido, Petra. Poco más puedo decir, aparte de que me ha gustado mucho. Solo suerte y un abrazo.
Jo, Jesús. Muchas gracias por esos adjetivos tan positivos que me dedicas.
Tengo que buscarte para leer tu propuesta!!!
Un abrazoooo
De los micros que da gusto leer y que te dejan una sonrisa flotando.
Un cálido abrazo.
Eso, ya tenemos bastantes preocupaciones en el día a día real, como para no aprovechar una sonrisa de ficción 🙂
Muchas gracias, María.
Un abrazooo
¡Qué bueno!
Me has hecho reír Amparo, no esperaba semejante desenlace. Supongo que de eso se trataba pero qué bueno te ha quedado.
Aún sigo con la sonrisa puesta, muchas gracias y mucha suerte.
Muy divertida la historia de este abuelo fantasmal, entre ecologista y avaro, y su nieto, un nuevo Moisés, salvado de la luz, y, seguramente, predestinado a liderar más de un movimiento en pro del buen uso de los recursos energéticos. Mucha suerte Amparo!!!
Bssss!!!
Jajajaja, me ha encantado Amparo es muy bonito y visual. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
Buenísimo, me ha encantado.
¡FELIZ AÑO 2018!