27. S.O.S.
Es cierto eso de que en tiempo de crisis hay que aguzar el ingenio. Yo, que a sus ojos siempre fui un payaso, pensé que tal vez ahí tenía un filón y monté un negocio que ciertamente resultó exitoso, S.O.S PAYASOS, abierto veinticuatro horas. Al principio trabajaba desde casa, pero pronto me vi desbordado y tuve que buscar un local y empleados para atender las numerosas líneas telefónicas. Es impresionante la carencia de risas que hay por el mundo. Seguimos creciendo, tenemos delegaciones por todo el territorio nacional y pronto nos expandiremos fuera de nuestras fronteras.
Aunque ya no necesito estar al pie del cañón, sigo vistiéndome de payaso y atendiendo una de las líneas por si ella llama, pero nunca es su voz la que está al otro lado.
En mis descansos bajo al bar y la busco entre los tiburones, las pirañas y los chupatintas de los negocios de la zona y, por si siguiera sin trabajo, entre las reinas de casa que toman café con esperanza, inmersa la mirada en la sección de empleo . Me gustaría encontrarla y que me explicara por qué, si fue capaz de ver lo que soy, ya nunca se reía conmigo.
Yolanda, me ha encantado esta bonita historia de amor. Besos y mucha suerte.
Estaba esperando el final, tenía curiosidad por saber cómo se cerraba el cuento y eso… es peligroso. Pero me ha encantado, es redondo, muy bueno. Felicidades
Precioso cierre de relato… ¡suerte!
Ya lo dice el dicho: «En casa del herrero…» Ojalá que algún día este vendedor de sonrisas encuentre a la musa que le ha robado la suya.
Tierno y bien resuelto relato, Yolanda. Te felicito.
Triste paradoja, nacer para hacer reír y no provocar ni una sonrisa en quien más se quiere. Encontrar una media naranja que nos obnubile y nos corresponda no es tan fácil como la pintan en los cuentos. Al menos, tu protagonista tiene un consuelo. No es feliz, pero sabe hacer que otros lo sean.
Muy bueno este payaso que auxilia y pide auxilio.
Un abrazo y suerte, Yolanda.
Muy buen final. Ese es el que nos da la idea de ese hombre y lo que perseguía. Todos somos a veces ese payaso.
Suerte.
Besicos muchos.
Hay payasos que no nos sacan ni una sonrisa, más bien lo contrario. Mucha imaginación le has echado a esta historia.
Suerte, Yolanda, un abrazo grande, y mis felicitaciones por tu triunfo en Realidad Ilusoria.
Me repito, ya lo he dicho en otros comentarios: payaso es tan polisémico… Todo es tan relativo…
Muchas gracias a tod@s por pasaros y comentar.
Besos.
¡Vaya! Parece que quien realmente necesitaba ser rescatado era el protagonista, crea un negocio en el que ofrece, precisamente, lo que a él le falta. Curioso y a la vez acertado, sino fuera porque a él no le ha servido de nada.
Saludos Yolanda, mucha suerte.
Gracias Yashira.
Un abrazo.