SEP94. EL PRINCIPIANTE, de Gabriel Bevilaqua
Tras varios meses el libro ha madurado. Con suma delicadeza lo desprende del tallo y corre hasta el atril. Una a una pasa sus páginas y, al llegar a la última, blasfema como un desquiciado. Luego se hunde en un largo silencio del que emerge con un murmullo:
―Hice todo correctamente: planté la semilla bendecida por las brujas en una maceta con tierra de camposanto, recité el conjuro en latín y derramé la sangre nutricia de aquella muchacha que iba a casarse.
Entonces, desde algún lugar recóndito de la memoria, le habla Simone de Beauvoir:
―La gente feliz no tiene historia.
Y el principiante comprende el porqué de las páginas en blanco.
Que le hable Simone de Beauvoir es… alucinate.
Y… ¿qué quieres?, me resisto y me resisto mucho a que para escribir haya que sufrir; trabajar, pelear, sudar, tener suerte, vivir, zambullirse en las alegrías y en las penas… pero ¿por qué además hay que sufrir?
Luisa, qué bueno que te haya resultado alucinante lo de Simone.
Saludos cordiales
Hola Gabriel:
Lo del libro madurado y separado de su tallo suavemente, me encanta. Pero no me convence el final.
La gente feliz, sí tiene historia.
Un abrazo.
Hola, Inés. Gracias. Lo del final hay que abordarlo no tanto desde el punto de vista de la toma de posición sobre la condición de infelicidad para escribir, sino desde su eficacia -o no- dentro de la ficción planteada.
Saludos cordiales
Gabriel, me ha encantado tu relato y su final. Estoy de acuerdo con Simone de Beauvoir, mujer sabia,la gente feliz no tiene historia. Todas las grandes novelas que se han escrito tienen como protagonistas a personas desgraciadas o atormentadas.
Un saludo y suerte.
¿Cómo que la gente feliz no tiene historia? ¿No es GG Márquez feliz? ¿No fue Bolaño? ¿No es Millás? Claro que tienen historia. Es la gente infeliz la que no tiene historia; pero ni historia ni amigos ni nada parecido. Que las grandes novelas tenga gente atormentada no quiere decir que sus escritores lo fueran. ¿Os gusta el prototipo de escritor infeliz o atormentado? ¿Sois de esos que iríais llorando por los rincones o las esquinas? Creo que no hay nada más alejado de un escritor. Se debe ser crítico, pero no infeliz para poder escribir.
No he hablado en ningún momento de los escritores, solamente de los protagonistas de las grandes obras.
Un saludo, laideaquetorciolaesquina.
Ginette, coincido contigo: para que una historia sea interesante deben pasarle cosas a los protagonistas, debe haber un conflicto o muchos y un camino hacia su resolución o la tragedia.
Javier, la primera vez que leí esta frase de la Simone, reaccioné igual. No hay que olvidar que ella era existencialista (por aquello del malestar). Y no hay que olvidar que se juega con la frase desde la ficción.
Saludos para ambos
Contigo no hay quien pueda Gabriel. Pues yo creo que el que es feliz, se dedica a serlo y no pierde el tiempo en otra cosa. Lo que pasa es que la felicidad permanente no existe y entre momento feliz y momento infeliz, escribimos, atormentadamente o no. Un abrazo casi ya de otoño.
Ay, Mar, qué exagerada. ¡Pero gracias! Un abrazo de casi primavera 😉
Debió incorporar ante las blasfemias 🙂
Buena historia, muy oportuna y con un inicio muy original. Suerte.
Jajaja, tal vez sí. Gracias, Antonia.
Saludos cordiales
Caramba, ¿Podrías divulgar la receta? Para corroborar cualquier teoría, nada como la experimentación; cuantos más datos mejor. Además estoy convencida de que la gente feliz tiene historias, historias felices, que por no dar envidia, muchas veces no cuenta.
Bueno y a todo esto no te he dicho aún que me gusta tu cuento, disculpa mi despiste.
Saludos
Paloma Hidalgo
Gracias, Paloma.
Saludos cordiales
Gabriel, un gran relato, como nos tienes acostumbrados. En cuanto al contenido he leído los comentarios de arriba y soy de las que creen, por experiencia, que las mejores ideas surgen del lado oscuro.
Una opinión más, sin ánimo de discrepar.
un abrazo.
Gracias, Susana. Las historias demasiado edulcoradas cansan pronto. Tal vez porque del conflicto se aprende más.
Saludos cordiales
Buena historia, Gabriel. Muy bien planteada y desarrollada. Una escena concentrada en sí misma que se abre a todos los tiempos. Habla de liturgia, de protocolo, de pautas que no funcionan matemáticamente, explicando el porqué.
Un abrazo.
Amparo martínez Alonso
Gracias, Petra. Me alegra que te haya gustado.
Saludos cordiales
Gabriel, tu relato hace que nosotros entremos en conflicto y pensemos en él.
Lo has conseguido. Enhorabuena, ya no tengo sueño.
Un abrazo
Jaja, sí, la verdad es que el texto no buscaba ser polémico, sino usar la frase como parte del entramado de la historia.
Saludos cordiales
Ana, sin duda que debió ser así. Gracias.
Saludos cordiales
Muy original eso de plantar la semilla y madurar el libro…y sí todos nos dejamos seducir más por el «lado oscuro de la fuerza». Los malos llenan páginas, los buenos las dejan en blanco … aunque afortunadamente en la vida real los felices tienes algunas páginas llenas de dibujos de colores… eso sí, y con ánimo de hacer polémica, Simone de Beauvoir hablaría a alguien con un libro en blanco???. No se si darte las gracias Gabriel, me haces sentir muy principiante a mi ni las musas, ni la Beauvoir ni siquiera Pepito Grillo vienen a verme…
«La gente feliz no tiene historia. En el desconcierto, la tristeza, cuando uno se siente quebrantado o desposeído de sí mismo, experimenta la necesidad de narrarse.» S. Beauvoir
María, las musas son muy caprichosas, lo mejor es esperarlas trabajando… pero sin sufrir 😉
Saludos cordiales
Claro, claro….entiendo perfectamente, Gabriel : las personas felices no son argumento de una buena historia ¿que sucedería ? : «nacieron en una ciudad moderna, se enamoraron a los quince, se casaron a los veinte y tuvieron sus primeros retoños. Sus hijos, obedientes y ordenados fueron la delicia de sus padres hasta que envejecieron contentos por esos nietos que ahora podían abrazar». No hay conflictos, anhelos, ilusiones, tropiezos, un poquito de amargura, otro de nostalgia, otro de equivocaciones….¡nada! ¡son felices y punto!.
Buenísimo texto el tuyo que nos hace ¡reflexionar y pensar un poquito! – aunque me queda leer los comentarios hacia arriba e igual lo que yo digo ya está dicho – , bueno.
Un abrazo Gabriel, un placer leerte