34. Nerea y los huérfanos (María José Escudero)
La señorita Nerea desprendía un intenso olor a mar mezclado con melancolía y, cuando se asomaba al balcón para sacudir las alfombras, una lluvia de sueños humedecía el patio del orfanato. Cautivados, mirábamos hacia arriba y alzábamos las manos para atraparlos, igual que atrapábamos monedas y peladillas en los bautizos de aquellos niños tan raros que, envueltos en algas y caracolas, solíamos rescatar cerca del acantilado.
La señorita Nerea, con su voz melodiosa, anulaba nuestra adiestrada voluntad de hijos abandonados. Incluso Marta y Jimena, esas dos almas rebeldes que parió la guerra, se habrían dejado peinar de nuevo las trenzas, si ella hubiese accedido a ser su madre sólo por unas horas. Pero la señorita Nerea iba y venía como las olas, perseguida por la brisa de una incurable tristeza.
Desde hace días, no sale a regar las flores, ni a vigilarnos con su distante dulzura. Tampoco agita el pañuelo en el aire para pedir ayuda. Por eso y, aunque el sol se oculte para siempre tras las peñas, hemos resuelto liberarla de la bruma y escoltarla hasta la costa. Porque este asilo de huérfanos y penumbra no es lugar para una sirena.
Dos mundos distintos se entrelazan e interactúan. Por un lado, un triste orfanato; por otro, una sirena que fascina a esos pobres niños y les alegra. Es su bondad la que les lleva a devolverla al lugar que les corresponde, el mar. Unos pequeños sin padres, con la infancia hipotecada, recluidos en una institución que cuida de ellos, pero también es una fábrica de tristezas, bien merecían un poco de magia.
La inocencia y sencillez de los narradores no resta ni un ápice de belleza a la forma de contar esta historia mágica.
Un abrazo y suerte, María José
Muchas gracias, Ángel por la visita y por el comentario que siempre mejora lo escrito y a mí me anima muchísimo. Gracias…
Es precioso. Me encanta la manera de contar una historia real y trágica (la de los niños de un orfanato) junto con la de un personaje de tintes mitológicos.
A pesar de que la señorita Nerea es lo único especial y mágico en la vida de estos niños abandonados, ellos la quieren ayudar a ser feliz. Es una pequeña historia de generosidad, de amor. Muchísimas gracias, Paloma por la visita y por el comentario. Un beso.
Qué preciosidad, Maria José. Me ha encantado tu relato: el contenido y el «envoltorio»: esa forma tan delicada de contarnos la historia.
Suerte y un abrazooo grande.
Me alegra muchísimo que te guste el cuento, Amparo. Gracias por la visita y tu amable comentario. Un besuco.
¡¡Pura poesía!! Magistral María José
Eres muy generosa conmigo, Violeta. Te lo agradezco mucho. Un abrazo.
Un relato muy lindo y contado con armonía.
Abrazos pre primaverales.
Gracias, María por la visita y por el comentario. Esperando la primavera, te envio un abrazo de viento y lluvia.
Hola, María José.
Deliciosa forma de narrar esta historia. Creo en la magia y veo que tú también.
Suerte y besos.
La magia ayuda a transformar la realidad y poder sobrellevar la vida. A veces, es pura necesidad. Muchas gracias Towanda por tu comentario. Un abrazo.
Hola, María José.
El título, magnífico, abre el apetito lector, que no se ve defraudado. Hay mucha tristeza en tus renglones: así suele ser la vida en su mayor parte. Los huérfanos y la sirena, qué bien elegido el nombre, por aquello de las nereidas mitológicas. Los niños han atrapado un sueño en realidad: el de ver libre a ese ser fantástico. No desean que comparta un destino tan trágico como lo es el suyo. Y consiguen que su sueño se vuelva realidad. Los finales felices me encantan. Como todo tu relato, escrito con un estilo muy particular y ajustado y coherente. Es un gran texto el tuyo. Mi más muy mayor enhorabuena, un beso y feliz todo para ti siempre.
Agradezco muchísimo tu amable comentario, Eduardo. Un beso y gracias por la visita.
Qué bonito, con cuánta dulzura nos hablas de esos niños en un lugar tan poco venturoso.
Me ha encantado. ¡FELICIDADES!
Un abrazo, María José.
Me alegra que te haya gustado mi cuento, Rosy. Te admiro muchísimo y siempre me alegra un montón tu visita. Gracias y un besuco.