59. AVENTIS (Fuera de concurso)
Nos reuníamos en la escalerilla que salvaba el desnivel con la avenida. Julio, Ramiro y yo, Toñoco el Loco. Me gustaba contar historias, y la llegada mansa de la noche lo propiciaba. Las luces de los coches al pasar alargaban nuestras sombras sobre la fachada desvencijada de la casa de enfrente. A veces sale una chica a la ventana, decía Ramiroco. Y Julioco –nos gustaba motejarnos así–, que no que ahí no vive nadie desde hace mucho. Y entonces yo aseguraba haber visto a la chica dragón. ¿La chica dragón?, repetían los otros al unísono. Sí, una chica raptada por la mafia china, y ahí empezaba una enloquecida sucesión de hechos sombríos, que iban desde la amputación de miembros al uso de muchachas para extraños rituales de bestialismo y sangre. Las voces de nuestras madres, llamándonos para cenar, solían interrumpir la historia en el momento más crítico, forzando un brusco “continuará”. La noche siguiente solía dar una vuelta de tuerca intoduciendo algún vampiro. Así hasta finales de verano. Por octubre llegaron al barrio varios coches de la policía. En los corrillos, se comentó que habían encontrado en la casa abandonada el torso sin piernas de una joven.
Creativos e imaginativos esos tres muchachos desocupados en verano. Tienen dentro el germen de un escritor, dramaturgo o cineasta. De la nada consiguen sacar historias en las largas y plácidas tardes de verano. Cuando éste termina la realidad hosca vuelve a adueñarse de todo, hasta es capaz de materializar las historias que intuían en algo macabro.
Un relato interesante y creativo en sí mismo.
Un abrazo, Antonio
Gracias, Ángel, por ese comentario tan fundamentado y tan amable.