29. FASCINACIÓN (Edita)
Desde que he descubierto tu fotografía, no puedo hacer otra cosa que mirarla. Abandono mis quehaceres para volver a ti; me acuesto a las tantas con disculpas peregrinas; engullo cualquier cosa comestible acuciada por el ansia de clavar mis ojos en los tuyos… La gente ha empezado a notar mis ausencias, las ojeras y esta inoportuna delgadez incipiente. Lo curioso es que no me importa: jamás me he sentido tan ilusionada. Cuento los minutos que nos separan, cada vez más escasos, como si fueran días de penitencia y, cuando tu expresión inunda por fin la pantalla del ordenador, cambio el aire que respiro por una paz desconocida; durante horas, permanezco inmóvil, sin poder pensar con lucidez.
En los ratos que logro desconectarte, busco la razón de semejante paranoia, trato de descubrir por qué los pucheros de tu rostro me subyugan hasta tal extremo. Anoche, en un duermevela, una especie de sueño o alucinación me ha dado pistas: esa imagen es la que yo quisiera ver en el espejo cada mañana. Para conseguirlo, tendré que cortarme las canas, quitar los pendientes, desandar unos treinta años y, lo más difícil, aprender a fruncir el ceño y la barbilla al mismo tiempo.
En esta sociedad de bombardeo incesante de imágenes y estímulos, hay una fotografía que obsesiona a tu protagonista, tanto, que todo lo demás se vuelve secundario, cuando no superfluo. Bajo esa fijación puede haber una conducta frustrada, un querer ser lo que no se es. Puede que aún tenga salvación esta mujer, pues a esa conclusión llega ella misma con un autodiagnóstico en un momento de lucidez. Cortarse las canas y quitarse los pendientes no parece complicado, el resto de requisitos para ser como quisiera ya se antojan imposibles. Aunque el final queda abierto, es probable que tu personaje abandone esa quimera. La otra opción posible es mucho peor, la pérdida progresiva de la razón.
Un abrazo y suerte, Edita
He barajado otros finales, cerrados, pero al final opté por dejar ese, abierto, para que tú pudieras especular tan divinamente. 😀 Muchas gracias.
Ausencias… ojeras… delgadez incipiente… ¿palidez, quizás? – Inquientante… 😉
Esta mañana leía yo una entrevista a Jurgen Klopp (un entrenador de fútbol) donde decía que él no es doctor, que no salva vidas, pero su trabajo consiste en hacer que la gente se olvide de sus problemas durante 90 minutos. Ya sé que no tiene que ver con tu texto, pero por alguna razón me he acordado de esta web. Quizá porque, a veces, un buen libro puede ser el mejor amigo. O un buen micro, aunque a veces te deje como con ganas de más, ¿verdad?
Me ha encantado, Edita. De verdad que eres la caña, este mes eres tú quien se va a tener que agachar para poder yo darte ese gran abrazo que mereces 😉
b u e n i s s i m o
Ni soy la caña, ni creo que me merezca abrazos ni estoy segura de que sea buenísimo. Pero me encanta la gracia que tienes diciéndolo. Muchas gracias.
Historia de una fascinación muy bien contada… ¡enhorabuena!
Muchas gracias por tus generosas palabras.
Fascinada me he quedado yo. ¡Vaya arte tiene esta gallega!
Precioso, Edita. Redacción impecable, como es costumbre en ti.
Muchos besitos, bonita.
¡Ohhhhh, ya me has alegrado el día! Qué preciosidad de comentario. Muchas gracias.
Hola Edita, verdaderamente tu personaje está obsesionado con esa imagen, hasta el punto de no poder sacársela de la cabeza o de pasarse horas enteras sin dejar de mirarla. Pobre, desear ser otro no es bueno, creo que debería aprender a aceptarse tal y como es.
Tú no cambies, por favor, que a mí me gustas tal y como escribes. Un abrazo
😀 😀 A mí tampoco me vendría mal cambiar la cara por la suya. Muchas gracias por tus palabras.
Hola, Edita.
La obsesión con ser o parecer quien no eres debe de ser tremenda. Hartas estamos de ver desfilar personajes que se requetoperan para parecerse a su personaje fetiche para, finalmente, ser apenas unos ‘caritas de gato’.
Un besazo gigante y toda la suerte que te mereces ¡ya!
Muchas, pero muchas gracias. 😀
Cuando la fascinación es sinónimo de obsesión no es nada buena, al contrario, y creo que tu protagonista se ha dado cuenta a tiempo al tener esa suerte de epifanía que cierra el micro…Lo del pelo y los pendientes lo tiene relativamente fácil, y lo de fruncir la barbilla y el ceño al mismo tiempo, se me hace que sólo va a lograrlo si se anota en un curso de clown (no pude evitar el chiste, jaja)… Ahora bien, eso de desandar unos treinta años, no lo veo ni fácil ni barato, así que me parece que tendrá que emprender el camino de la aceptación (corto o largo, según el cristal con que lo mire).
Muy bueno, EDITA, me gustó.
Cariños,
Mariángeles
Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias.
Una imagen que paraliza su vida, un cutis que invoca a la juventud perdida y un gesto que transmite emociones en movimiento. Tal vez, el sueño apague su fascinación y empiece a gesticular de nuevo su existencia. Muy bueno, Edita. Abrazos y suerte.
Muy bueno tu comentario. Muchas gracias.