SEP10. MADUREZ, de Irene Pastor
Mi padre lleva toda la vida acusándome de una falta de disciplina y rigor en lo que hago. Soy consciente de que he desilusionado a gran parte de la familia, a todo aquel que se ha empeñado en decirme cómo debo ser y no he dudado en romper mi relación con ellos. Contemplan mi vida como una continua amenaza dispuesta en tópicos ridículos: los amigos del fútbol son unos bárbaros, las partidas de cartas de los jueves son un vicio, consumo sustancias ilegales que destruyen mi salud, no busco un trabajo serio, mis novias siempre les parecen unas golfas, llevo una vida por encima de mis posibilidades…
Al final son ellos los que me echan de casa y me incitan a buscar fuera lo que es imposible encontrar entre los míos. Al fin y al cabo a los amigos los elige uno y la familia es un impuesto obligado, un empeño en vigilar un supuesto interés común que casi nunca coincide con el propio. Mi padre dice que voy a caer como la fruta madura, y que entonces ya será tarde. Mis hijos opinan algo parecido.
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«La familia es un impuesto obligado»
Seguro que todos hemos pensado esta frase en algún momento, yo incluida.
Me gusta, suerte, y un saludo.
Me ha sorprendido y mucho y eso es muy raro en mí, hace tiempo que nadie me sorprende, tómalo como un super-piropo.
Genial el título de madurez =consciencia y madurez de fruta =decadencia.
Como dice Inés todos nos hemos sentido así alguna vez. Está muy bien escrito, a mi modo de ver, destila rabia contenida, lo transmite bien. es raro encontrarlo en este blog, pero por inusual me llama la atención.
Me gusta el cierre, «mis hijos piensan algo parecido» = la historia se repite.
Yo colecciono frases, te dejo una especial. «Los amigos son la familia que uno elige». Te deseo lo mejor con tus familias.
En este relato veo un pulso con los seres cercanos, pero perdido desde el principio porque tiras la toalla antes de empezar. Que nadie te diga si tu elección es mala o peor, haz una lectura positiva de todo. Mi padre fue excelente persona, pero si yo hubiera seguido su modus vivendi y operandi, no estaría hoy por aquí.
Un abrazo.
Gracias por vuestros comentarios. Yo no defiendo a este tipo del relato; es el reflejo de un tipo de hombre cercano a mí cuyo único objetivo es su interés personal. He querido reflejarlo de ese modo, con ese aire de adolescente que suelen presentar como discurso, queriendo mostrar que su independencia le da juventud. Iluso.
Irene, cada cual interpreta según su experiencia vital. Mis padres pensaban que todo estudio o actividad debía enfocarse a algo práctico y productivo. Ejemplo: si estudiabas inglés, tenía que ser con un objetvo. Y ahí era donde no coincidíamos nunca, yo estudiaba porque sí, sin más, porque me gustaba. Me duele que mi padre falleciera antes de empezar yo a escribir, ahí sí que habríamos tenido un espacio en común, le recuerdo subrayando artículos del periódico y luego, tras haber corregido una y mil veces, maldiciendo una errata.
Perdona por ocupar tu espacio con mis recuerdos.
Un abrazo.
Un abrazo
Una triste realidad, Irene, en un buen relato. Primeramente, creí que el personaje era un adolescente o un joven, pero al final descubrí que era un adulto, que no solo destruyó su vida, sino también las vidas de sus hijos.
Un abrazo.
Irene, he cometido el error de leer tu relato y los comentarios seguidos y a pesar de ello noto tu micro como muy dentro de mí.Estupendo.
Un beso
Me olía un pelín el final pero no por eso deja de gustarme tu micro, sino todo lo contrario. Bueno, que menos trabalenguas y que me ha gustado. La verdad que esta vida tan despejada la llevamos más los de mediana edad qu elos jóvenes. Saludos.
Tengo una amiga que dice que lo importante no es ser personaje, sino persona. Y para ello hay que ser uno mismo, sin importar la presión de la familia, ni ninguna otra, por cierto.
Me gusta tu relato, porque identifica a un tipo de persona que muchas veces todos hemos querido ser y no hemos podido o no hemos sabido.
Saludos.