78. UNA PEQUEÑA DIOSA (Belén Sáenz)
Últimamente pienso bastante en las consecuencias de la venganza por mi derrota contra Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ojo al dato: tres contra una. Quizás sea eso que llaman arrepentimiento o el síndrome premenstrual, no me importa rebajarme a caer en el tópico. También podría alegar en mi descargo que me arrebataron la custodia de mis hijos. Antes de abandonar el tablero de juego primigenio tracé, con el lápiz mordisqueado por la furia, una tachadura continua desde los Tiempos Oscuros hasta las Edades Medias y desterré a los filósofos nonatos para que languidecieran en profundas cuevas. Allí perviven en un laberinto sin horas, confundidos con duendes y trasgos en la memoria de sus hermanos humanos, que se vanaglorian de su ignorancia. Los chiquillos traviesos que se pierden en el bosque les sirven de alimento, y con esta materia se han ido revistiendo de una carne blanca, fría, cartilaginosa. Con olor a pollo crudo. Y como tampoco quise que se extinguiera la esperanza, por el momento he decidido permitirles medrar y que aprendan a contar usando los dedos.
Bravo, «genia»!!! Tienes mano (con dedos) para la literatura fantástica. Y no digo necesariamente sobre fantasía… digo que escribes de forma fantástica… Que sí, que sí… que te lo digo yo. Besines!????
Belén, traes entre manos reflexiones, contradicciones, humanidad, deseos, fantasia… y todo cabe en tu original cuento. Suerte y saludos
He leído el relato varias veces y en cada una aprecio matices distintos. En esta historia de dioses, mitos y humanos, que tienen una oportunidad porque tu protagonista se lo permite, se respiran aires de Tolkien, o a mí me lo parece. Igual me equivoco pero es muy distinto a lo que has escrito hasta ahora, lo que no hace sino confirmar tu versatilidad, que rima con calidad, sea cual sea el tema que trates.
Un abrazo y suerte, Belén
Por lo visto esta pequeña diosa (que, entre nos, mete un poquito de miedo) se conoce al dedillo el refrán: «La venganza es un plato que se sirve frío».
Cortito, conciso, al pie y excelente.
Felicidades, BELÉN.
Cariños,
Mariángeles
Me ha parecido un relato oscuro, que me ha impresionado por las imágenes que propones, sugerentes y perturbadoras a un tiempo. Esos seres de carne blanca, fría y cartilaginosa que huelen a pollo crudo, por algún motivo, me han trasladado a un universo subterráneo, muy semejante al «Laberinto del fauno». Un mundo lleno de monstruos que se creen dioses, mientras la auténtica deidad (mujer, la naturaleza quizás) se divierte observándolos.
Suerte y abrazos.