Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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07. AYER Y HOY (Ángel Saiz Mora)

(RELATO FUERA DE CONCURSO)

La visión de la superficie inestable, efluvios de humedad y cloro. Recuerdos asociados a sensaciones.
El profesor de educación física dijo a mi madre que la niña tenía facilidad. Ella se lo tomó muy en serio.
Nadar ya no era un juego. Al final del día coincidían agotamiento y tareas del colegio.
Sin tiempo para amigas, otros diseñaban mi existencia con una severidad que no me dejaba pensar.
—Solo importan los resultados —escuchaba al entrenador, dentro de un infierno líquido.
—El sufrimiento aleja de la mediocridad, no te rindas —repetía mamá.
Pocos conocían la disciplina como ella, bailarina ilusionada hasta que tuvo que abandonar por una lesión.
—Tú triunfarás —afirmaba con un brillo fanático en unos ojos a los que temía decepcionar, dócil mariposa atrapada en un estilo ajeno.
Un “no” puede cambiarlo todo.
Trabajo en una joyería. Atiendo a los clientes con agrado. Me maravilla ver crecer a los gemelos. Disfruto de las series de televisión por las noches con mi marido.
Ayer volví a hablar con mamá desde que hui de casa.
Hoy me he propuesto volver a la piscina, dos días a la semana, por el gusto de hacerlo.

43 Responses

  1. Bravo, Ángel. Nos dibujas con sencillez no exenta de maestría esa escena tan habitual de unos padres queriendo proyectar en sus hijos lo que ellos hubieran querido ser en la vida, con ese desenlace de ruptura y un final plácido y reconfortante. Enhorabuena.
    Un abrazo.

    1. Ángel Saiz Mora

      No todo el mundo está llamado a destacar como elementos sobresalientes de la comunidad. Lo que si que todo el mundo tiene derecho es a intentar ser feliz, en la forma que mejor corresponda en cada caso, sin que por ello se pueda considerar mediocridad y, aunque lo fuese, bendita sea si trae la dicha a quien la ejerce.
      Muchas gracias por tu lectura y tus palabras, Rafa
      Un abrazo

  2. Ines

    Es cierto, cada uno debe de vivir su propia pasión. Que un padre o una madre quieran revivir sus sueños a través de sus hijos debe de ser muy agobiante.
    Se funden muy bien tus letras con la fotografía.

    Abrazos, Ángel.

    1. Ángel Saiz Mora

      Empeñarse en que un hijo o hija, por próximo que sea, tenga que llevar el mismo camino que sus padres, parte de una premisa viciada desde el origen, que no puede conducir a nada bueno. Ofrecer opciones y facilitar, esas y solo esas serían las funciones de los progenitores. El libre albedrío, el derecho individual a acertar o a equivocarse, son el mayor tesoro y el único poder que tenemos, nadie debe coartar, ni siquiera con buena intención.
      Muchas gracias, Inés.
      Un abrazo

  3. Qué maravilla de apología a la «mediocridad», a la individualidad, a el derecho de elegir tu camino, tú vida.
    Palabras, frases, una historia que se desliza suavemente, como el vaivén del agua, para romper con lo establecido, con lo ajeno e impuesto, desembocando en el yo particular, en el triunfo personal.
    Una magnífica llamada de atención. Porque, a veces, perdemos nuestra propia esencia en alas de triunfos establecidos.

    Un abrazo grandeeee.
    Me ha gustado mucho.
    Me hace reflexionar.

      1. Ángel Saiz Mora

        No todo el mundo puede ser sublime, al menos, no todo el tiempo. O quizá sí sea posible serlo, pero cada cual a su manera, sin tener que vivir las vidas de otros.
        Nadie puede negar que el trabajo, el esfuerzo y la constancia son las claves para conseguir cualquier objetivo, siempre que sea el apropiado. La vida es lucha, también es efímera. Gastar un minuto de más en el camino incorrecto debería estar penado.
        No te preocupes, que a mí se me da fatal escribir con el móvil. No hay nada que perdonar y todo que agradecerte por mi parte, por tu atenta lectura y tus amables palabras.
        Ahí te mando otro abrazo grande, Amparo

  4. Estupendamente bien reflejada esa obsesión, más común de lo que se cree: muchos padres intentan conseguir en los hijos lo que no han logrado en sí mismos. Con los inevitables perjuicios y una consecuencia merecida: la justa rebelión. También me gusta mucho el tono reconciliador que has plasmado en el final, uniendo el ayer y el hoy.

    1. Ángel Saiz Mora

      Las nuevas generaciones vienen siempre con un marchamo de rebeldía desde que el mundo es mundo, a veces es solo una postura, pero otras puede estar muy justificada, como es el caso. Hay quien le cuesta entender que un hijo no es algo en propiedad, que se pueda modelar al antojo, sino una persona independiente. La referencia a ayer y hoy es la confianza en que, al final, el tiempo acaba por ponerlo todo en su sitio.
      Muchas gracias, Edita. Un abrazo

  5. Jesús Garabato Rodríguez

    Hola, Ángel. Nos muestras dos vidas marcadas (y ojalá que lo haya sido solo parcialmente) por un anhelo, aunque este no fuera correspondido por la parte más débil. Todos hemos escuchado de casos similares: deportistas, bailarinas, instrumentistas… Como curiosidad, ayer mismo estuve viendo en youtube algo sobre el cantante Luis Miguel y la «relación tóxica» que mantuvo (y sufrió) con padre, Luisito Rey, que llegó a ser un cantante y guitarrista flamenco de cierto éxito. Como tanto otros supongo que pretendía el éxito de su hijo y no solo las ganancias que este (como un simple producto manufacturado) pudiese generarle. Arriesgándome a meter la pata, como tantas veces, me pongo en el lado contrario: «llegar a algo» en determinados ámbitos solo se consigue con sacrificios desde la infancia; que estos sean «consentidos» por el niño sería lo primero: Pero aún así, quizás no debería «permitirse tan alegremente», aunque ellos en principio lo quieran, que unos niños se pasen el día de aquí para allá, que si estudios, que si ejercicios, que si sonríe a esos señores, que si tengo que llevarte que ir a tal sitio… Luego, si estos chavales no son capaces de alcanzar lo tan deseado, o solo lo consiguen durante una temporada, ¿no sentirán innecesariamente que han perdido su tiempo?. Pues nada,buena historia y que nos hace reflexionar. Un abrazo y suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      Todos los padres querrían que sus hijos fuesen los mejores en algo, garantía de una vida resuelta y orgullo familiar, pero antes de eso, habría que plantearse que el verdadero y único objetivo de todo ser humano, no es otro que el de ser feliz. Que nada se consigue sin esfuerzo y disciplina nadie lo niega, pero antes de poner empeño y energías en una meta habría que preguntarse si vale la pena el precio a pagar, habida cuenta de que no siempre se consigue. Si nos vamos al lado contrario, unos padres demasiados laxos, pueden facilitar que sus hijos crezcan sin la debida preparación, carentes de la motivación y las herramientas básicas para conseguir lo mínimo, algo que también ellos les podrían reprochar. La vida nunca es fácil, los hijos no vienen con un manual de instrucciones y cada caso es diferente. Lo ideal siempre sería buscar el anhelado equilibrio, tarea tan difícil como interminable. Es interesante el caso que cuentas, algo que hemos visto repetido en otras ocasiones, como, sin salir del mundo artístico, la presión constante del padre de Michael Jackson hacia él y sus hermanos.
      Si lo que escribimos con dedicación y respeto hace pensar un poco, quizá sirva para algo y nos anime a seguir, como yo digo, enredando con las letras.
      Muchas gracias por tu tiempo, por tu lectura y por tu enriquecedor comentario.
      Un abrazo grande, Jesús

  6. Esa frase terrible: «La niña tiene facilidad» ha hecho mella en muchas mentes. La obsesión de convertir la tarea de traer hijos al mundo en una maratón competitiva solo puede llevar a un bucle del que es difícil salir ileso.

    Genial siempre, Ángel. Abrazo grande.

    1. Ángel Saiz Mora

      Vivimos en una sociedad competitiva, pero todo debe tener un límite. Ni somos máquinas, ni lo deberíamos querer ser. Si un resultado mínimo lleva tras de sí un sacrificio inaceptable es que no merecía la pena. Ni padres que son todo dejadez, ni obsesivos, en el medio deberíamos intentar situarnos.
      Muchas gracias, Manoli
      Otro abrazo grande para ti

  7. María José Escudero

    No tenemos derecho a sublimar nuestras frustraciones modelando a nuestros hijos, tratando de que destaquen en aquello en lo que nosotros no pudimos . En mi opinión, se trata de una actitud muy egoísta que se aleja de nuestra verdadera tarea de padres y educadores. Debemos aceptarlos tal y como son. Y nuestro objetivo debe ser educar buenas personas y tratar de que sean felices.Es muy duro vivir con esa presión, tratando de agradar, de no defraudar. Por fortuna, la protagonista de tu relato toma las riendas de su vida, que es la única manera de crecer. Sus padres tendrían que estar orgullosos.Estupendo el relato! Ángel, para leer y reflexionar. Un beso.

    1. Ángel Saiz Mora

      «Educar buenas personas y que sean felices»: no se puede decir mejor. Es posible ganarse la vida de una manera digna y sencilla, sin tener la vista siempre en una ambición que obliga a una insatisfacción permanente, a ver en los demás rivales irreconciliables. Ese puñetazo en la mesa de la protagonista, ese monosílabo con tanto contenido, es una muestra de valor y superación de la que, como bien dices, sus padres tendrían que estar bien orgullosos.
      Muchas gracias por tu comentario, María José, lo firmaría si no fuese tuyo.
      Un beso

  8. Qué fácil es hacer infeliz a un niño cuando se proyectan en él los anhelos y las frustraciones de sus progenitores, exigiéndole una excelencia para la que puede no estar dotado o motivado. Y qué difícil educar en la responsabilidad respetando sus verdaderas aficiones o intereses.
    Y es que los hijos son seres que no pertenecen a los padres, por muy estrecha que sea la relación. La nadadora de tu relato es una niña infeliz que supo rebelarse para buscar su propio camino. Su trabajo en la joyería y su familia son los pilares de su felicidad.
    Ha seguido una máxima que me parece muy sensata y apropiada para tu relato: «Antes que la gloria, prefiero la paz.»
    Un gran relato, Ángel. El tema de la educación da para muchas reflexiones.
    Suerte y un gran abrazo.

    1. Ángel Saiz Mora

      Como bien dices, muchas veces, en el intento de hacer un bien, nos pasamos de rosca hasta caer en el efecto contrario. Eso cuando no hay otros factores añadidos, a veces inconscientes, como esos anhelos y frustraciones que con acierto mencionas. Hay quien tiene hijos como quien tiene un geranio, les procura la manutención básica, pero no se preocupa de más. En el lado opuesto se encuentran los que se creen con derecho a modelar hasta el último detalle la naturaleza de una persona, que merece vivir su propia vida y hasta equivocarse, con anhelos y aspiraciones que se han de respetar. Me encanta la frase: «Antes que la gloria, prefiero la paz».
      Muchas gracias, Carmen, sabia siempre, en este caso más si cabe, pues si alguien sabe de educación eres tú.
      Un abrazo grande

  9. El sueño frustrado de una madre es el infierno líquido de la hija, y está claro que hay alguien que no se da cuenta, y que ambas cosas se sufren. La buena noticia, el eslabón más débil ha logrado lo imposible: soltarse de la cadena y hacer su propia vida, por mucho que le pese a su madre.

    Un micro agridulce, con una moraleja implícita que invita a la reflexión.

    Muy buen micro, ÁNGEL; me gustó.

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Ángel Saiz Mora

      El eslabón débil ha logrado sacudirse el yugo. No es poca cosa. Visto desde fuera parece una anécdota menor, pero superar un muro impuesto las 24 horas del día todos los días de la semana no debe de ser sencillo, menos aún cuando existe un componente emocional, al fin y al cabo, se trata de su madre. Como se suele decir, bien está lo que bien acaba.
      Muchas gracias, Mariángeles
      Abrazos

  10. Barceló Martínez

    Hola, Ángel. Un relato con la calidad a que nos tienes acostumbrados. Haces una reflexión sobre algo que me parece importante, la gestión del talento. Hay personas que han nacido con habilidades específicas para algo en cuestión, pero no están dispuestas a desarrollarlas, porque no se sienten gusto con eso en concreto, sus inquietudes van por otro lado.
    Es bueno tratar de potenciar las fortalezas de nuestros hijos, pero hay que saber identificar por dónde van sus preferencias, pues forzar a hacer algo que alguien no quiere, por mucho talento que tenga para ello, sólo lleva al abandono y a la frustración.
    Hay un poema precioso de Khalil Gibran que viene que ni pintado al motivo de este cuento: Los hijos.
    Enhorabuena y mucha suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      Desarrollar el talento o la habilidad es algo muy personal. Si en la balanza gana el disfrute, aunque suponga sacrificios, merecerá la pena; en caso contrario, el poseedor del don tiene tanto derecho a ejercerlo como a dejarlo sin desarrollar si le supone sufrimiento. Caminamos sin saber a ciencia cierta si el camino elegido es el adecuado. Probar y confundirse, decidir, debería ser lo más personal y respetable del mundo.
      Acabo de leer el poema de Gibran (que gran cosa es Internet) y estoy de acuerdo contigo, es un mensaje claro y plantea verdades como puños. Todos somos o hemos sido hijos y algunos, también padres, es imposible no verse reflejado en esas hermosas palabras de alguna forma.
      Hablando de palabras, agradezco mucho y valoro las de tu comentario, muy apropiadas a la esencia del relato.
      Un abrazo, tocayo

  11. María José Sánchez

    Hola, Ángel. Tu relato, perfectamente planteado y redactado, me trae a la mente (aunque no tenga relación directa) casos como los de los niños prodigio, tipo Pepa Flores, Joselito y tantos otros. Convertir la infancia en una pura obligación marca para siempre la vida de la criatura que lo sufre. Los niños deben vivir conforme a lo que son: niños. Destacar en algo no debe suponer que se machaque física y sobre todo psicológicamente a la persona con el fin de extraer todo el jugo a sus dotes o supuestas dotes.
    En el caso del texto, ha influido que la madre viese frustradas sus ilusiones con la lesión que sufrió, razón por la cual descarga sobre su hija el peso de ser la mejor nadadora. La libertad, que se puede decir es inherente al ser humano desde que nace, es personal e intransferible. Ni padre ni madre. Ellos pueden aconsejar, pero nunca imponer . Al menos en estos temas. De otro modo, se equivocarían.
    Me ha gustado mucho. Contiene una llamada de atención con moraleja incluida.
    Besitos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Los casos que nombras, sin duda emblemáticos, por más que hoy nos puedan parecen algo pasados, muestran a las claras la sobrexplotación de una persona y, como bien dices, las consecuencias presentes y, sobre todo, posteriores, que les marcarán para siempre.
      Nadie debe imponer nada a nadie. Los hijos no son propiedad de los padres. La libertad de elección, con derecho a equivocarse incluido, es uno de los derechos más sagrados.
      Muchas gracias por tu visita y por tus palabras, María José
      Besos

    1. Ángel Saiz Mora

      Si da para pensar y no deja indiferente, algo se ha conseguido.
      Acabo de repasar las rayas de los diálogos, sí que necesitaban un retoque, te lo agradezco, María.
      Muchas gracias también por tu lectura y comentario.
      Otro abrazo fuerte para ti

  12. Jesús Garabato Rodríguez

    Hola, Ángel. Como no aprendo, aunque ya me he llevado unos cuantos chascos, voy a meterme otra vez donde puede que no me llamen. Creo que a lo que se refería María era al uso de la raya (—) en lugar del guion (-). Aunque que supongo que habrá atajos u otras formas de buscarla (soy una nulidad informática) yo lo hago en Insertar símbolos. Ahora no recuerdo como lo tenías antes, pero creo que podrían evitarse esas malditas y confusas rayas poniendo entre comillas las “frases citadas”. Saludos.

  13. Jesús Garabato Rodríguez

    Alguien me lo advirtió en un comentario a mi segundo o tercer relato publicado. Curiosamente, aunque he tratado de buscarlo no lo encuentro ¿? También, parece ser (porque se lo he oído decir a Rafa Olivares en un vídeo de la quedada en Madrid, no por otra cosa) que habría que usar otras comillas: las denominadas angulares, latinas o españolas « ». Saludos otra vez.

    1. Ángel Saiz Mora

      Hola, Jesús. Entre nosotros hay confianza y no solo no te metes en ningún lío, sino todo lo contrario, porque agradezco mucho tus palabras, tus comentarios y tus sugerencias, además de disfrutar con tus relatos. Tras el comentario de María hice unos retoques en las líneas de diálogo, porque, es cierto, no estaban bien puestos los guiones. Mal dicho guiones, porque son rayas, algo que acabo de rectificar al hacer tú hincapié en ese detalle.
      En Word, me he metido en Insertar-Símbolos-Más símbolos-Caracteres especiales. Ahí he copiado la famosa raya, para luego pegarla en sustitución de los guiones que había puesto en el texto. Seguro que se puede hacer también de otra forma, pero a mí me ha valido.
      Tus palabras siempre son bien recibidas, insisto, porqué sé que vienen precedidas de la mejor intención.
      Gracias de nuevo y un abrazo, Jesús

  14. Alicia Isabel León Lobera

    Di que sí, Ángel. Una sirena renacida, que nada por voluntad propia… será siempre campeona. Me ha gustado mucho cómo has tomado un tema tan cotidiano como el de los padres que viven a través de sus retoños y te has sacado un (gran) micro de la manga. Enhorabuena.

    1. Ángel Saiz Mora

      Disciplina para alcanzar las propias metas, sí; imposiciones ajenas, no. Me gusta la expresión «sirena renacida», le viene a medida a la protagonista.
      Muchas gracias, Alicia.
      Un saludo

  15. Salvador Esteve

    El éxito no radica en ser el mejor, sino en no defraudar tu propia libertad, buscar tus anhelos y vivirlos en el camino. Excelente relato, Ángel, que nos dice que nuestro destino nos pertenece, y que aceptando nuestras limitaciones podemos vivir intentando buscar nuestra felicidad. Enhorabuena y abrazos.

    1. Ángel Saiz Mora

      El auténtico triunfo de un ser humano es llegar a ser feliz, cada cual a su manera y sin interferencias ni imposiciones; lo demás, solo son detalles. Tener el aplauso general no garantiza ese objetivo, al tratarse de algo muy personal, puede haber tantas felicidades como personas.
      Muchas gracias, Salvador
      Abrazos

  16. Ángel, hay veces que, con la mejor intención del mundo, los padres imponen a sus hijos el participar en actividades que no les gustan o les hacen infelices. En el caso de tu relato la imposición y la presión logran el efecto contrario al deseado en la niña y que acaba por huir hacia una vida sencilla y donde hace las cosas por placer.
    Muy buen relato para la reflexión.
    Besos muy apretados, amigo.

    1. Ángel Saiz Mora

      Esa frase aplicable a los padres, que dice: «quien bien te quiere, te hará llorar», a veces es demasiado literal y parte de un concepto erróneo, aunque sea con la mejor intención del mundo. Pocas cosas hay más difíciles que ejercer de padre y madre.
      Muchas gracias por tu lectura y tus palabras, Pilar.
      Sabes que comentaría con mucho gusto tu relato, pero este mes, al ser jurado, he de abstenerme para no hacer juicios de valor.
      Gracias otra vez y ahí te mando también unos besos

  17. Escapar a tiempo de lo que esperan de ti, de lo que te imponen. Una sabia decisión y que tu has resuelto con nota.
    Una vez más me quito la Pamela.
    Un abrazo, Ángel.

  18. María Sergia Martín (towanda)

    Hola, Ángel.

    Esos males son comunes a muchos padres. No soy mucho de citar a nadie (entre otras cosas, porque casi nunca recuerdo a los autores de las citas: mi mala cabeza), pero me viene a la cabeza Khalil Gibran y lo que decía sobre los hijos. Ahí va, ayudada por Google para mencionarlo en su esencia y no como yo lo recuerdo:
    «Tus hijos no son tus hijos,
    son hijos e hijas de la vida
    deseosa de sí misma.
    No vienen de ti, sino a través de ti,
    y aunque estén contigo,
    no te pertenecen».

    Felicidades, porque en tu micro esas palabras toman conciencia.

    Besos, rey microrrelatiano.

    1. Ángel Saiz Mora

      Creemos que descubrimos el mundo cuando todo, desde la antigüedad, no solo está escrito, sino que no se puede decir mejor. No se sabe si por hacer un bien o por un sentimiento mal entendido y peor interpretado pero hay padres demasiado dominantes que, lejos de ayudar, hacen daño con su actitud desmedida.
      Muchas gracias por la lectura, por tu tiempo y por tus palabras, Towi, campeona
      Besos

  19. Blanca Oteiza

    Ángel, estupendo relato que deja qué pensar.
    Cuántos padres hay de esos por ahí, muchos diría yo.

    Un fuerte abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Hay muchos padres así, muchos más de los que nos pensamos, que hacen un flaco favor a sus hijos.
      Disculpa que no te comente este mes. Es lo que tiene ser jurado.
      Muchas gracias y otro abrazo fuerte para ti.

  20. Enrique Mochón Romera

    Me gusta mucho cómo está escrito este relato, Ángel. La historia que cuentas es por sí sola muy valiosa, pero veo que no te has limitado a plasmarla de manera solvente, sino que la has enriquecido con un montón de frases bellas. En cuanto al tema que tratas, comparto totalmente contigo la postura que muestras a través de la historia y la actitud del personaje protagonista. En casa siempre hemos actuado dejando a los hijos decidir sobre estas cosas, y debo decir que al ver a otros padres actuar como la madre de tu relato, a veces he dudado sobre si lo estábamos haciendo bien o mal. Sea como sea, tu última frase, con ese “por el gusto de hacerlo”, es tan rotunda y persuasiva que despeja cualquier duda.
    Enhorabuena y un abrazo fuerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      En mi caso, personal, en lógica connivencia con mi mujer, también puedo contarte que dejamos libertad a nuestros hijos a la hora de elegir. Los padres nunca saben si aciertan o no, solo aplican el criterio que creen más adecuado. Es muy posible que quienes planifican la vida de sus retoños al milímetro lo hagan con buena intención, pero es innegable que el componente de la libertad individual hay que tenerlo siempre muy en cuenta.
      Lo que merece la pena lleva aparejado un esfuerzo. Nunca es todo idílico, los malos momentos son inevitables, seguro que también necesarios. Sin olvidar estas premisas, qué hermoso sería que cuanto emprendiéramos fuese por ese gusto de hacerlo.
      Ya sabes que yo te leo a ti encantado, desde tus relatos, que son una delicia, hasta tus comentarios. Te agradezco mucho éste.
      Otro abrazo fuerte para ti, Enrique

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