15. Mar de Galilea (Jerónimo Hernández de Castro)
Un paso adelante. Solo me pides eso. Que me lance a la aventura y camine junto a ti sin temor. Me acompañarás y contigo no va ocurrirme nada, pero me resisto a abandonar la inestable tranquilidad de mi barco.
A pie enjuto ¿Cómo caminaré sobre las aguas? Tengo tanto miedo de hundirme como tantas veces.
Me resisto. Mis pies están secos. Todavía.
Si un enviado para ayudar a los hombres con su mensaje y ejemplo, dotado de poderes nunca vistos, capaces de hacer milagros, ofreciera a un mortal y pecador la posibilidad de lograr algo imposible, como andar sobre las aguas, la reacción podría ser de miedo y resistencia, como es el caso de tu protagonista, que prefiere esa «inestable tranquilidad» a dar un paso a algo distinto y grande. No sé qué haríamos los demás en su caso. Dar un paso, el primero, siempre es difícil.
Un relato con una visión original a partir de la imagen propuesta, que plantea un miedo muy humano a lanzarse a arriesgar.
Un abrazo, Jero. Suerte
Hola Juan! Abrumado por elogios tan extremos te agradezco como siempre tu comentario. He querido jugar con el lenguaje del Evangelio con un (al menos) doble sentido del miedo que da poner toda la carne en el asador cuando de amor ( o Amor ) se trata.
Un abrazo fraternal
Muchas gracias Ángel. Ese es la cuestión: el miedo a saltar con absoluta confianza en el mar de Galilea o en una historia de amor. En tiempos de incertidumbres hace falta ser valientes. Un fuerte abrazo
Jerónimo, un relato lleno de miedo e incertidumbre, con el protagonista permanece con los pies colgando al borde del acantilado y sin atreverse a dar el salto. Buena metáfora con lenguaje bíblico, que nos induce a la reflexión.
Mucha suerte.
Besos apretados.
Muchas gracias Pilar. Perdona pero con el lío de la copa no había visto vuestro comentario. Me alegra mucho que te haya gustado. Un beso enorme
Hola, Jero.
Reescribiendo las Escrituras…
Me gusta, pero se me ha hecho corto. Volveré sobre mis ojos y releeré.
Abrazos y suerte.
Me gusta y el final. Todavía, perfecto.
Abrazos cálidos.
Perdona pero con el lío de la copa no había visto vuestro comentario. Muchas gracias como siempre!
Si que es verdad que es corto. No me he atrevido a poner más porque buscaba un paralelismo total entre el pasaje del Evangelio y el miedo a perder la zona de confort cuando nos lanzamos (o no) a las aguas de una relación.
Un abrazo grande y un beso y mucha suerte 🙂
Perdona María con el lío de la copa no vi tu comentario. Muchas gracias por el comentario. El final queda chulo. Un abrazo grande