47. Soñando despierta (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
¿Y si la madre Tetis convirtiera en cola de sirena mis piernas?
Sería maravilloso aletear en el fondo del mar, en las Canarias, levantando tras de mí nubes de arena, haciendo tirabuzones con mi cuerpo dejando que los sebadales pulieran los brillos de mis escamas. Y en el Mediterráneo, sensual, arrastrarme entre los filamentos suaves de las posidonias que peinaran mis cabellos y lamieran mis pechos.
Aquí, en esta bahía, buscaría asubio en covachos, bajo los acantilados del Palacio o del faro, aunque, cada mañana, los graznidos de las gaviotas me despertaran en el puntal. Después, en la bocana, trastearía entre los pecios que tempestades, guerras o la mala estiva hundieron en tiempos de Maricastaña.
Pastorearía rebaños de delfines desde Pesués a Oriñón, haciéndoles cabriolar envueltos en sus chasquidos entre espumas de galernas. Y en las noches de verano, desde los tajamares del puente contemplaría las luces de romería de San Vicente de la Barquera. Y luego, en penumbra, resquilaría, ora nadando ora a pie, el río Miera para besar los labios de bronce del hombre pez.
─ ¡Susana, hija, estás pasmada! Espabila, cálzate las sandalias. Vamos, que ya va a salir la lancha de Pedreña. Arrea, que no espera.
No sé con qué quedarme; con ese catálogo de destinos para viajeros terrestres, marinos y submarinos, si con ese listado de deseos y caprichos juveniles femeninos, o ponerme a descubrir el significado de esos «palabros» que sueltas con una libertad que produce vértigo ingenuo cuando se leen. La vida es como es y respeto hasta a mi mayor enemigo, no va a ser menos contigo, valiente y atrevido escritor, aunque día a día esclarezcas mi inocente ignorancia.
Gracias,Miguel, valiente y único lector lector de mis palabros.