2. AÑO NUEVO – EPI
Me deslizo suavemente entre las sábanas de raso buscándola, amanece fuera y una tonalidad rojiza inunda la habitación.
Del embozo de la sábana encimera emerge su cara, los labios pintados y poniéndose de pie en la cama se muestra desnuda, perfecta, con un tanga rojo como única ropa.
Repto a su alrededor y me froto en sus piernas, subo mi cabeza lamiendo su pierna, engancho la gomilla con mis dientes y se lo bajo despacio.
Me siento un poco embotado por el alcohol, pero la música lenta que he puesto y sus manos expertas consiguen que empiece el año como a mí me gusta. Se sube a mi cuerpo y galopa a toda velocidad, entro en vértigo y me dejo ir.
Bueno, quizás he durado muy poco y yo ya no estoy como para repetir, se restriega contra mí como una gatita, ronronea unos segundos, busca su tanga, lo encuentra, acerca su cara a la mía y me besa.
Se sienta en el borde y se gira, “Sus labios de rubí de rojo carmesí, parecen murmurar mil cosas sin hablar”, canta Sandro en ese momento y ella me tiende la bacaladera.
Cuando se va, queda menos para fin de año.
Para amanecer a la vida más sensual posible no hacen falta palabras, ya las pones tú y bien elegidas para elevar el octanaje de una escena en la que hay disfrute, pero también miedo de una de las partes a defraudar. La escena de pasión se desvela al final como lo que en realidad es: un servicio con tarifa establecida y pago al finalizar. Una temática con la que comienzas el año fiel a tu estilo más conocido, aunque los relatos con humor y con ternura tampoco se te resisten.
Un abrazo, Epi.
Cumples con las fechas en las que estamos, con la propuesta «rojo», ¿qué mas se pueda pedir? Ah sí, que una no envejezca, que sea gratis, que haya cariño….
Huy, esto de pedir sí que es vicio, si.
Feliz Año!
Luisa, que tengas un buen año.
El día 31 enterré a mi tío Jorge, esa noche brindé por él y por los que quedamos aquí. Te das cuenta de que no somos nadie y que hay que intentar ser feliz.
El cómo, cada cual lo tendrá que buscar a su manera.
Besos.
Epi, siento lo de tu tío.
Ciertamente hemos de tratar de ser felices en tantas ocasiones como podamos. Tu protagonista lo busca con una profesional, de «manos expertas», que le alegra el inicio de año. Lo más triste es que tras ese amanecer su pensamiento es que falta menos para fin de año, o sea, que durante el resto del año no debe ser muy feliz.
Un abrazo.
Carme.