21. SINTONIZA (DOS) M. BELÉN
Se vistió con aquel vestido rojo abrigado de sombra, encogiendo sus pechos y muslos. Se desbordaba la piel ceñida a una prenda demasiado escasa como sus años. Se perfiló el borde de los labios y los rellenó de un hiriente color carmesí
Todo tenía un precio, todo era valorar lo que aquel cuerpo inmaculado ofrecía.
La puja estaba caliente, los centímetros crecían, la humedad se hacía patente, la saliva recorría la comisura de las braguetas y los suspiros humedecían la tarjeta de crédito con ese fluido precoz de quien apuesta por obtener un beneficio final.
Clara estaba al otro lado de la puerta, tumbada en ese eterno lecho condenada a la herida y al dolor. Sus padres aferrados a una libreta que no rendía las cuentas deseadas. Sus abuelos buscaban entre las páginas amarillas alguna solución. Su vecino, con los prismáticos en la mano izquierda, observaba el premio mientras con la otra tecleaba de manera compulsiva, dejando un depósito inicial con el que profanar la bancarrota de esa familia y llevarse el bingo, el pleno.
Elisa cerró los ojos, deslizó su última prenda avergonzada y miró con dureza hacia la cámara que enfocaba la única salvación para su hermana.
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Una muchacha ha de ofrecerse para que su familia arruinada, en la necesidad más absoluta, pueda sobrevivir. Por desgracia, hay sujetos siempre dispuestos a pagar, carentes de todo escrúpulo,sin que les preocupe lo mas mínimo mancillar inocencias y resquebrajar para siempre la dignidad de una muchacha puesta en sacrificio, también la de sus allegados. Las modernas tecnologías no maquillan una actividad tan antigua como el mundo, respetable pese a todo, siempre que se realice de forma voluntaria, nunca por engaño, coacción o la ya citada y tristísima necesidad.
Un relato narrado con la intensidad que requiere y acorde con la realidad terrible que refleja.
Un abrazo, Belén. Suerte
Una realidad que duele en cada palabra y gesto. Una inocencia que es llevaba al extremo más cruel por una sociedad que se pierde en la crueldad de una puja que no tiene sentido en las mentes más sanas, ni perdón ante el sacrificio.
Muchas gracias Ángel por llevar la palabra mía a la tuya.
Un abrazo enorme.
La hermana mayor se prostituye voluntariamente, sacrificando su propia pureza, para salvaguardar la pureza de su hermana menor…
Un lenguaje bello que relata una realidad terrible y, por eso mismo, la ilumina de pleno y la agiganta (como si ya por sí sola no fuera una terrible realidad para las protagonistas…).
Un micro intenso como el rojo del brevísimo vestido, que no deja indiferente al lector.
Te felicito, Ma.BELÉN.
Mariángeles
Siempre el rojo es intensidad, de la forma que queramos verla. En este caso es sangrante por cada una de sus venas.
Muchas gracias por tus palabras y lectura tan detallada mi linda Mariángeles.
Un beso enorme.
¡Qué bien sabes contar esta historia terrible! El lenguaje es precioso, poético, como solo tú sabes. Un beso, María Belén y mucha suerte.
Quizá este lenguaje se haga universal para no tener que sufrir más por tan terrible paisaje.
Muchas gracias dulce María José.
Un beso lleno de cariño.
jopeL, qué durísimo
La realidad de algunas vidas que no desería para nadie.
Muchas gracias Luisa.
Besos mil.
Qué dureza de relato. Muy bien contado, pero duro con narices. Felicidades y mucha suerte.
Besicos muchos.
Ayyy Nani… Ojalá fuera ficción, ojalá no hubiera que pintar con palabras esta realidad tan ofensiva.
Muchas gracias por tu lectura y sentimiento.
Un besito flor.