48. Para mayor gloria de Dios
Si la hubiese visto usted aquella noche… Estaba tan hermosa, con una palidez casi translúcida en contraste con sus mejillas encendidas. Se había pasado la tarde predicando la palabra de Dios de puerta en puerta y el Espíritu Santo aún la poseía.
Un rayo de luna se filtró por el tragaluz del dormitorio y le cayó sobre la raíz del cuello. Entonces su voz se volvió rumor de plumas. Tras un carraspeo seco brotaron de su boca serafines, esferas de luz que se transfiguraron en fuego alado al chocar contra las esquinas de la habitación. De un ataque de tos surgieron querubines delicados con cabellos en llamas. Entre estertores expulsó ángeles que volaron majestuosos a la oscuridad, esbeltos como ibis escarlata.
Los seres celestiales se le agolpaban en los pulmones y, en su urgencia por salir, la asfixiaban sin remedio.
Yo solo quise ayudarla. Por eso le abrí una segunda boca en el cuello. Si no me cree, pregunte a los tres arcángeles de alas ensangrentadas que aún sobrevuelan el campanario de la iglesia, señoría.
Basado en «La noche del cazador».
De una mujer tocada por la divinidad brotan seres celestiales. El narrador y personaje no tiene duda de que asiste a un hecho extraordinario y místico que, por algún motivo, comienza a complicarse, hasta que ve necesaria su intervención para auxiliar a alguien a quien, por otra parte, adora, o tal vez destruye ante la frustración de lo inalcanzable.
Nos queda la duda de si este sacerdote es un asesino sin paliativos, aunque con mucha imaginación a la hora de plantear su defensa, o si realmente los hechos que relata son ciertos. La prueba de fuego será comprobar si alguien, aparte de él, es capaz de ver esos arcángeles. No juega a su favor el hecho de asaltar el dormitorio de una mujer mientras dormía.
Una muestra más, como si hubiera pocas, de que escribes como los ángeles, desgranando escenas que bien pudieran ser fotogramas de un cortometraje, en una historia muy original e intensa que transita desde lo sublime a lo abominable.
Un abrazo Ana. Suerte (y felicidades por la clasificación anual)
Me resulta curioso que parezca que el asesino es un sacerdote, la verdad es que nada indica ni siquiera que sea un hombre. Imagino que la alusión a «La noche del cazador» condiciona, incluso a mí, que en ningún momento me planteé la identidad, pero ahora me doy cuenta de que no hay referencia alguna al género.
Muchas gracias por tu generoso comentario y tu felicitación, Ángel. Un abrazo.
Un gran relato, con fuertes imágenes y una narración exquisita, de calidad.
Muchas felicidades.
Me alegra que te guste, Yolanda. Muchas gracias por pasarte a leer y comentar. Un abrazo.
Ana, tu relato tan visual y contundente, me parece extraordinario. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
Creo que tener que usar un color determinado como predominante ayuda mucho a que los textos adquieran carácter visual, o eso me ha parecido en los que he leído hasta ahora.
Muchas gracias por tus palabras, Nani. Un abrazo.
Yo también he imaginado un asesino varón, y si no sacerdote, sí relacionado con ese mundo. Pero eso no le resta un ápice de interés a tu relato, más bien, al contrario.
Disfrutar de una buena lectura siempre es agradecido.
Un beso.
Un relato lleno de matices y digno del mejor psicoanálisis, Ana. Resulta muy visual y te metes en la mente visionaria y delirante del personaje del asesino arrastrando al lector hasta la escena.
Felicidades. Un abrazo