18. OJOS VERDES
Vivo en el desierto. No me gusta el fútbol. Jamás votaré a Vox. Tengo alergia al césped. Prefiero el té rojo. Soy fan de Garfio. En el estuche de pinturas de mi hijo siempre falta un color.
A él, siempre le odiaré. Por todo lo que me hizo cuando era niño, en la sacristía, ante la mirada compasiva de aquella Virgen.
Hola, Tom. No se puede contar más en menos palabras, ¿o sí? Yo casi me quedo sin ellas al leer tu relato. Un tema tremendo el que tratas.
Un cálido saludo y mucha suerte.
Hola Barceló.
Muchas gracias por tu comentario.
Sí que resulta triste ir conociendo tanto dolor ocasionado por aquellos que deberían luchar contra ese tipo de actos.
Abrazo.
Siempre se dice que el verde es el color de la esperanza, pero claro, lo que nos marca y sobre lo que decidimos que nos guste o no, está muy condicionado por lo que vivimos, nuestras experiencias y nuestros recuerdos sobre ello.
Tu protagonista desde luego, no tiene una buena sintonía con el color verde y tanto es así que no quiere ni nombrarlo, sin embargo, omitirlo tampoco lo va a liberar de su condena, igual hay que hacer como cuando uno le tiene miedo al agua, zambullirse de lleno en el color, comprarse una lata de 25 kilos y embadurnarse hasta el alma, así, a lo mejor, se desprende de todos sus fantasmas.
Es muy original Ton y en pocas palabras lo has dicho todo.
Un abrazo y que las musas te acompañen.
Hola Mercedes.
Siempre encantado con los comentarios que me dejas.
A veces el sufrimiento te marca para toda la vida, y te impide poder perdonar. Creo que ese tipo de actos, cometidos contra un niño, son difíciles de olvidar.
Fuerte abrazo.
Un tema muy triste y muy serio, también, por desgracia, muy antiguo, que es ahora (y recalco ese «ahora») cuando vemos que se ha solapado durante años. Si ciertas actitudes ya son reprobables de por sí, que sean quienes se supone que dirigen las almas y dan consuelo quienes las cometen incrementa y de qué forma la repulsa. Aparte de hacer que la fe se tambalee, como poco (muy acertado ese comentario sobre «la mirada compasiva» de la imagen) deben de quedar secuelas de por vida, en el caso de tu protagonista, un color.
Tan intenso como bien contado, logra golpear al lector y entender al personaje.
Un abrazo y suerte, Ton
Hola Ángel.
Debes saber que el tuyo, es el comentario que todos esperamos.
Pues poco se puede decir al respecto de este asunto de los abusos a menores por miembros de la iglesia, salvo que da asco y pena. Duele el sufrimiento de tantos durante tantos años.
Con este relato quise dejar patente las dificultades de la víctima para perdonar a su agresor, en contraposición al perdón, en forma de encubrimiento, que suele recibir por parte de la iglesia.
Fuerte abrazo.
Hola, TON. Es más que comprensible la aversión del personaje al color, a ese infame verde clerical que vestía el cura que lo abusaba en la iglesia, el lugar donde se supone que debían cuidarlo e inculcarle valores cristianos. Releo el micro y me vienen a la mente las últimas noticias de la tele: la condena al ex número tres del Vaticano por pedofilia y aquí, en Argentina, el caso del cura Grassi, también condenado por pedófilo hace ya algunos años y al que ahora han sumado (extracción de sangre de por medio) al registro nacional de violadores.
Un micro fuerte, pero no por ello menos excelentemente escrito.
Cariños,
Mariángeles
Hola Mariángeles.
Muchas gracias por tu lectura y comentario.
Por desgracia para todas las víctimas se cometieron demasiados actos de este tipo. Ahora lo estamos conociendo. Un lastre grande para la iglesia, que se está quedando muy sola en este asunto.
Aclararte, que no surge el rechazo del protagonista al color verde a causa de las vestimentas del agresor, dicho rechazo es debido al color de la «mirada compasiva» de esa virgen que observa mientras el sacerdote abusa de él, esos OJOS VERDES del título.
Un fuerte abrazo rumbo a Argentina.
De qué modo tan sintético y eficaz has mostrado la razón de la aversión al verde del protagonista: pederastia con sotana y los ojos de la Virgen mirando compasivos.
Nos podríamos extender sobre estos abusos, sus encubrimiento y las secuelas en quienes los han sufrido.
Prefiero decirte que es es un gran micro. Suerte y un gran abrazo.
Hola, Carmen. Gracias por pasarte a leer y por tu comentario.
Crímenes terribles, cometidos sobre los más débiles, que no deberían quedar en el olvido de nuestra sociedad.
Un abrazo.
Hermano Ton: el odio y el rencor invaden y atormentan al protagonista de tu relato, cuando debieran ser el perdón y la misericordia los dones que le acompañen para superar un episodio, triste, sí, pero ya pasado, y como dijo el Señor…
¡Y UNA MIERDA! Ni perdón, ni olvido, ni hos… Mano dura, y nada de olvido, contra esta gente que amparada en divinas coberturas pretenden salvar almas pero joden vidas. Lo siento por el lenguaje, pero es un asunto grave, y amplio, muy amplio. Mundialmente amplio.
Enhorabuena por tu relato Ton: breve, duro, real.
Suerte y abrazo.
Duro relato, Ton. Difícil poder mostrar una aversión más esencial, por completa, en respuesta a una agresión brutal y aberrante cometida bajo un manto protector, cómplice execrable. Es de los relatos en los que la relectura inyecta una fuerza adicional a cada palabra y consigue que el impacto aún sea más duradero.
Enhorabuena y suerte.
Un abrazo.
Cuando un hecho te marca casi siempre se asocia a una música, una palabra o, en este caso, a un color. Los ojos verdes de ese monstruo siempre serán una barrera infranqueable para la vivencia de esa persona. Con lo bonito que es este color y el mal que puede causar por un desaprensivo.
Me gustó tu relato. Enhorabuena.
Saludos.
Muchas gracias, Virtudes, Josep, Álvaro, por vuestra lectura y comentarios.
Un abrazo.
Excelente micro, Ton. Lo has dicho todo con tan pocas palabras…
Te deseo muchísima suerte.
Besos.