41. Te verde
En medio del silencio, se erigía una figura solemne, de magnética quietud y poderosa armonía. La belleza de su enigmático gesto apenas dejaba traslucir el hervidero por el que transitaba su interior. Silencio y quietud dominaban la escena en la que todo volvía a su ser, todo adquiría sentido de nuevo, todo y nada se convertían en una sola cosa.
Al eco de la campana, la escena se disolvió suave y lentamente, pero preservando aún las calidades propias del silencio y la quietud. Desde esa postura interior, acogió entre sus manos un humeante te verde, y en el primer sorbo abrió su mirada a lo que durante toda su vida había sido el anhelo vital por el que amanecer de nuevo.
El relato es misterioso, muy sugerente y poético.Una historia íntima, abierta a cualquier interpretación de un paisaje interior sin tiempo ni espacio. Me gusta, me da que pensarr
Hola, me gusta, siempre pensé que un té era diferente y en cada día existe un nuevo té. Gracias