85. El club verde (Oscar Bazán Rodríguez)
Lo leí en el papel amarillo que el joven me ofrecía en la calle. Me había asaltado con la diligencia propia de la rutina: una mirada orgullosa al verme pasar, una mano que me ofrece una carpetilla con varios papeles, un giro de cintura semejante a un paso de baile hasta ponerse a mi lado con intimidad. Me preguntó: “¿le apetece entrar en nuestro club?”. Y a continuación pasó a explicarme no sé qué pamplinas acerca del medio ambiente y la escasez de recursos naturales. Yo iba con prisa, no recuerdo ya a dónde. Con la cabeza puesta en mi destino, agarré el bolígrafo que el joven me ofrecía y firmé mi nombre bajo una lista de rúbricas. Ni siquiera dije nada. No me fijé en todos los pormenores de esa tarjeta.
Cuando me empezaron a crecer ramas en los brazos, visité a muchos médicos. El último se quedó patidifuso, al ver que un par de gorriones fueron a posarse en mi hombro para acariciar las hojas verdes que brotaban de él. Me preocupé por un tiempo.
Hoy solo busco un lugar tranquilo, cerca del mar, en el que echar mis raíces.