96. El cielo puede esperar
Su cuerpo volátil avanza por el túnel sin ni siquiera proponérselo, absorbido por una fuerza poderosa. Al final del trayecto, una luz blanca le envuelve. Con un pequeño vistazo, ratifica que allí solo están la luz blanca y él. No esperaba que ese momento fuera a ser tan anodino, sin pompa ni música celestial. Tras un buen rato a solas, desconcertado, tose un poquito para ver si acude alguien y, por fin, aparece un hombre de semblante sereno con un largo papel en la mano y respira tranquilo. Pero el hombre le reclama, si quiere pasar, una enorme factura por haber disfrutado de la luz blanca. Perplejo, se enzarza en una acalorada discusión hasta que, abruptamente, unas bofetadas de cierta intensidad le sacan de la dichosa luz y, acto seguido, del túnel.
Se encuentra tumbado en el suelo de la calle. Un montón de gente le rodea y alaba que aún esté vivo tras el atropello pero él, consciente de que se abalanzó sobre el coche, maldice al cielo por vomitarle de nuevo en una vida sin blanca.
Hay personas gafadas allá donde vayan, incluso en el más allá parece que tuviesen la negra. Tu personaje está condenado a permanecer estancado en ese túnel oscuro, sin triunfar en ninguno de los dos mundos con los que se comunica.
Dicen que el dinero no hace la felicidad, también que no nos lo podremos llevar al otro lado, pero mientras tanto, nadie puede negar que facilita y ayuda. Hasta en el luminoso paraíso es necesario pagar una gravosa factura de la luz.
A tu protagonista, un perdedor absoluto, es inevitable tomarle cariño. Y la gente admirada de la suerte que ha tenido por sobrevivir a un atropello mortal, muy a pesar suyo.
Un relato muy simpático e imaginativo, Nuria
Un abrazo y suerte
Muchas gracias por tus palabras Ángel, siempre tan generosas. Los perdedores parece que despiertan cierta empatía, este pobre no iba a ser menos… jaja
Un abrazo y suerte para ti también.
Relato muy divertido con un final sorprendente. Muy creativo y original. Me ha gustado mucho. Mucha suerte y saludos Nuria
Gracias por pasarte a comentar Pablo. Me alegro que te haya gustado. 🙂
Suerte para ti también.
Saludos.
Hay personas con una verdadera mala suerte. Es el caso del protagonista.
Muy buen relato, divertido y con un final inesperado.
¡Enhorabuena, Nuria! Te deseo muchísima suerte.
Besos apretados.
Pues sí, Pilar. A veces llega a hacer gracia desde la barrera, claro. Muchas gracias por pasarte. ¡Besossss y suerte para ti también!
Me gusta la originalidad de la historia, muy bueno. ¡Suerte!
Saludos.
Gracias Berto. Me alegro de que te haya gustado y de que te pasaras a decírmelo. ?
¡Suerte para ti también!
Saludos.
Pero bueno, hasta en el cielo nos van a querer cobrar por la luz, sin ni siquiera tener un contrato?? El protagonista seguro que, por ahorrarse la factura, prefería un tunel a oscuras y una linterna.
Divertida historia con un final que le da una vuelta de tuerca.
Un beso!
Carme.
Jajajaaj quién sabe si, cuando recaiga el IBI en la Iglesia, algo así podría pasar…
Gracias por pasarte. Besossss.
No suelo comentar y no porque no me gusten los relatos, la gran mayoría me encanta. Pero desde que leí este relato necesitaba escribirte algo. A estas alturas en las que tanto hemos leído y escrito doy muchísimo valor a que un micro esté bien escrito y, sobre todo, tenga una buena carga de originalidad, y si me divierte y me sorprende al final, el gozo es completo.
Querida Nuria, ha cumplido con todo lo que expongo arriba. Me ha encantado tu historia de principio a fin, título incluido, algo que tiene tanta importancia.
Pues eso, decirte que me ha gustado muchísimo. Más que muchísimo. Una obra de arte lo que has sacado de tu cabeza y tu mágica pluma.
¡Enhorabuena!
Besos.
Oyoyoyoyoyoyy ¡Qué bonito todo eso que diceeeees…!
Ya merecieron la pena la pila de horas en blanco que me pasé este mes. Graciasssss y besos gordosss.
Sin blanca y ahora que sabe lo que cobran por pasar el túnel, tu personaje y no se muere, al menos queriendo.
Gran relato, Nuria.
Suerte.
Muchas gracias por comentar Rafa. Una desgracia tras otra para este pobre paria. ¡Suerte para ti también! ?
Muy original, y yo diría que divertida, «pobre»… Al final siempre en la vida, y en este caso, también en la muerte, nos pasan la factura.es que no se puede ser pobre.
Muy logrado.