106. TKM (La Marca Amarilla)
Tras una ligera vibración, la luz amarillenta iluminó la estancia.
Él se asustó, no recordaba haber dejado el móvil allí.
Miró la pantalla.
La poblaban un montón de emoticonos de aquellos que lanzan besos con coranzoncitos, otros había de los que lloran…
Pudo leer el mensaje de su ex sin que ella lo supiera, por suerte así lo tenía configurado. Decía que le quería más que nunca, que algún día volverían a estar juntos… Y todo aquello que se suele decir cuando ya has perdido a esa persona.
Sí, ahora es fácil, pensó él, pero las cosas hay que expresarlas en su momento, cara a cara y mirando a los ojos.
No en la distancia.
Puso los pulgares en el teclado para contestar y añadir una de esas caritas amarillas de enfado, de sorpresa, o de asco, pero rápido cayó en la cuenta de que lo liaría todo, de que era mejor callar.
Apagó el teléfono con la intención de olvidar y con la curiosidad de saber cómo habría conseguido ella meter el móvil en el ataúd.
El problema de pasar a mejor vida, según imaginan algunos, es que debe de costar asimilar la situación. A los demás les resulta difícil seguir con esa ausencia, pero, como le sucede a tu protagonista, despedirse del mundo de los vivos ha de ser una tarea aún más ardua, difícil de asimilar, que requiere tiempo, de ahí que no comprenda esa sentida y tecnológica despedida de su chica. Por suerte, no le ha dado por contestar, porque la pobre novia afligida se habría llevado un susto de muerte.
Divertido, original, acorde con los tiempos que vivimos y con un desenlace tan bien llevado como sorprendente, digno de quien lleva a gala el color que motiva esta convocatoria.
Un abrazo y suerte, fenómeno
Gracias, Ángel!!
Siempre tan acertado en tus comentarios, que nunca me cansaré de agradecer. Es cierto que los emoticonos nos ayudan a mostrar nuestros sentimientos o estado de ánimo, pero hasta cierto punto! jajaja
Un saludo, campeón!!!
😉
Final con sorpresa, un toque de humor nunca viene mal. Un beso.
Gracias por tu comentario, Maite!!
Nunca hay que olvidar ese toque de humor, nunca!! jejeje
Otro beso!! 😉