38. Baila, baila, bailarina
Alexander Ivanov, el gran maestro de ballet, le entregó su alma a la lujuria y al alcohol hace mucho mucho tiempo. Tras perder el prestigio, la reputación y los amigos, se encerró en su casa y nada más salía para reponer la despensa de precocinados y ginebra barata. Solo le quedaba ella que, de vez en cuando, aún le deleitaba con maravillosas coreografías, como las que él mismo creaba, que le hacían recordar aquella época de gloria, mientras la contemplaba desde el raído sofá lleno de lamparones y olor a vómitos de noches pasadas. A veces se le caía alguna lágrima que se mezclaba con las babas, aquellas que se columpiaban en la comisura de los labios, tras el penúltimo trago. Pero también sentía odio por ella, no soportaba que fuese capaz de seguir bailando mientras su vida se había ido a la mierda y por eso, un día, sin miramientos, lanzó con fuerza la caja al suelo, que se partió en mil pedazos, menos aquel par de zapatillas rosas que, desafiantes, se quedaron en pie.
Hay personas que eligen el hedonismo sin límites, con negras consecuencias. Una vez dentro de la trampa es difícil escapar. Tal vez su elección fue consecuencia de una vida demasiado estricta (la relacionada con el ballet lo es).
La historia de una decadencia, con el recuerdo amargo de días mejores, simbolizados en esos zapatitos de ballet de bailarina de cajita dé música.
Un relato en cuyo título, tal vez, se respira un homenaje a un cantante de tu tierra y muy querido en todas partes, como también, quizá, a su mujer interpretando en castellano ĺa canción de un maestro al piano venido a menos.
Un abrazo grande, Nuria. Suerte.
Qué buen, micro, Nuria. Me encanta. Enhorabuena y suerte!
Muchísimas gracias, Marian. 🙂
Besosss
Bailas con tu análisis sobre todas las notas que han salido de mi cabeza. Muchísimas gracias por ese análisis tan meticuloso.
Besosss
Tu protagonista ha tirado su vida y su carrera por la borda. Ahora, vive solo y destrozado. Nada más disfruta de la compañía de esa vieja caja de música, que le mantiene anclado a su pasado. Después de hacerla añicos, nada le queda, salvo sus viejas zapatillas de baile.
Muy buen relato, Nuria. Te deseo muchísima suerte.
Besos apretados.
Suele pasar que muchos talentosos tiren su carrera por la borda por desgracia.
Muchas gracias por tus palabras.
Besosss
Tu protagonista apostó por una vida lúdica sin más objetivo que el placer inmediato. Ahora solo le queda la compañía de la cajita de música, sobre la que descarga su ira. Esas zapatillas rosas de ballet son el símbolo de aquello que dejó perder.
Muy acertado el título, alusivo a la conocida canción.
Hermoso y triste relato, Nuria.
Besos.
Así es, Carmen.
No sabes cuánto me alegro de que te haya gustado. 🙂
Besosss
Hola, Nuria.
Hay vidas que se pierden por el camino. Unas consiguen regresar a la vía correcta, pero otras no lo hacen y se quedan recordando cómo era andar por un sendero que les conducía hacía donde querían o necesitaban ir.
Un relato interesante con imágenes muy metafóricas que muestran lo fácil que se puede quebrar una vida y lo difícil o imposible que puede resultar recomponerla.
Un cálido saludo de verano, querida amiga.
Qué pena de esas vidas que se pierden y nos dejan sin saber qué hubiera sido de… si…
Muchas gracias por pasarte a reflexionar por aquí conmigo. 😉
Besosss
Me gusta, duro y real.
Abrazos marinos.
Gracias, María.
Besosss
Precioso relato, Nuria. Muy bien escrito. Una historia sobre los días negros de una antigua gloria de un divo, que se ve reflejado en algo tan mágico (para mí lo es) como en una caja de música, su bailarina, y esas zapatillas rosa que jamás dejarán de bailar y recordarle lo que fue y dejó de ser.
El título, memorable.
Un besote,
Pablo
Muchas gracias, Pablo. Para mí también tienen magia esa cajas… 🙂
Besosss
La historia de una decadencia plasmada con imágenes potentes: como esas lágrimas que se mezclan con las babas del alcohólico o la cajita de música estrellándose contra el suelo en el párrafo final. Si me permites una observación, hecha desde el respeto a tu trabajo, me ha llamado la atención que utilizas frases muy largas en este relato. Esto da a la lectura un ritmo bastante monótono. Yo te propondría dividir alguna de las frases más largas en otras más cortas. Alternar frases largas y cortas le daría ritmo a la lectura.
En cualquier caso, la historia y el personaje son potentes. Me ha gustado.
Suerte y abrazo,
Muchas gracias por tu comentario, Anna. Lo cierto es que el propósito de la forma de mi relato era causar cierto desagrado en el lector. Un hombre viviendo en bucle la vida de mierda que ha creado, de la que no es capaz de salir. Si lo que te ha llegado es esa monotonía estoy satisfecha con el resultado. Si es de la que aburre ya no, pues esa no era mi intención.
En cualquier caso, muchas gracias por tu observación y tus palabras.
Besosss
Duro relato tratado con realismo, que nos adentra en la vida de un famoso bailarín con sus luces y miserias
Has escogido unas imágenes muy delicadas (la caja de música y zapatillas) como contrapunto al hedor de su vida de alcohol y lujuria que se respira en el micro.
Mucha suerte, Nuria.
Me gusta que se vea la delicadeza de ese par de cosillas que aún quedaban.
Muchas gracias por pasarte, María Jesús. 🙂
Un abrazo.
Autodestrucción hasta el final. Una gran caracterización del personaje que acaba con todo, incluso con el único elemento placentero que le quedaba a su triste existencia. Su belleza le recordaba su penoso estado. Gran final con el desafío de las zapatillas, una auténtica bofetada.
Enhorabuena, Nuria.
Un abrazo y mucha suerte.