10. Marronazo (Javier Igarreta)
Nunca pensé que lo nuestro fuera para siempre. Y mira que era difícil no dejarse embaucar por aquella mirada. Por no hablar de tu verborrea , ligeramente cursi. Pero pronto supe que tu concepto del tiempo cabía en un Rolex. Fue cuando te ascendieron y te hiciste adicto a las reuniones de trabajo, en realidad cenas rematadas con alcohol y lo demás. Frecuentemente llegabas de madrugada y te delataba el aliento. Y aquella estúpida mirada anclada en el vacío. Nuestra relación llegó a un punto muerto y te pusiste pesado queriendo retomar lo que nunca llegó a cuajar. Apareciste con un sorprendente cambio de look, intentando convencerme de que eras otro. Casi lo consigues con tu caja marróns glacés, mientras en tu nuevo coche atronaba el “Brown sugar”. No hubieras soportado una negativa, pero mi indiferencia te sacó de quicio. Te quedaste sin palabras y me levantaste la mano, pero te paré los pies. Nunca pensaste que tu chica pija, la modosita niña de papá, te saldría rana. Me siento orgullosa de haberte defraudado. Al fin y al cabo tú tampoco eres la joya que vendía tu mamá.
Anda, mira que pareja más curiosa. Una pija y uno que fingía no serlo y, al final, se volvió la tortilla y se acabó el amor que nunca lo había sido.
Una guerra de soberbias y egos en tonos marrones y con sabor agridulce.
Está muy bien relatado tu micro.Enhorabuena.
Buenas noches, Javier.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Todo acaba por salir, por mucho que se enmascare tras un elaborado escenario, bajo intereses o comodidad. Es inevitable cambiar con el tiempo, pero si las relaciones son auténticas no precisan buscar salidas fuera, cuando en casa se tiene cuanto se necesita.
La crónica, bien narrada, de la ruptura de una pareja pudiente, con su mala concepción de origen y sus detonantes.
Un abrazo y suerte. Javier
Como siempre, metes el bisturí y analizas perfectamente el relato.
Muchas gracias y un abrazo.
Cuando la capa de la relación es superficial, está abocada al fracaso. Muy bueno, Javier. Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tu comentario, Salvador.
Un abrazo.
Hay relaciones que no duelen que se rompan, ésta es de esas, especialmente si hay protagonistas, como la tuya, que lo ven venir y no sufren por ello. Buena apuesta.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por el comentario.
Un abrazo.
¡Así me gusta! ¡Muy bien!
Muchas gracias por remachar mi relato.
Un abrazo.
Como decimos en Argentina, «De la torta le salió un pan», aunque aquí parece ser al revés, jaja. También se me ocurren otros refranes populares respecto a esta historia, como que «No es oro todo lo que reluce» y que «No se puede tapar el sol con un dedo», dedo marronazo en este caso 😉 …
Muy buen micro, JAVIER; me gustó.
Cariños,
Mariángeles
Me alegro de que te haya gustado, encontrando ese filón refranero. Desde luego le vienen como anillo al dedo.
Muchas gracias y un abrazo.