9. REFLEXIONES DE UN PULPO
Sí, ya lo sé, pero no me lo repitáis más. Soy un feo y viscoso pulpo, desgarbado, tímido y, para vosotros, con una sola cualidad: La de convertirme en un rico manjar después de zurrarme, cocerme en agua hirviendo, cortarme en trocitos y plantarme en vuestro plato. Un final de carrera que no consuela en absoluto.
La belleza es esquiva, pero también huidiza, como yo. Luce con frecuencia lejos de los estridentes focos, en la penumbra, como el oro de Oriente, y quizá algo de esa cualidad escondida exista también en este bicho de desagradable estampa.
Porque debéis saber que soy muy inteligente, tengo una magnífica memoria y aprendo fácilmente habilidades que vosotros no creeríais ¡Hasta puedo abrir vuestros frascos y meterme dentro después! Porque no tengo esqueleto.
Cambio mi color a voluntad, como el camaleón ese, que os cae tan simpático y es más feo que yo.
Y el no va más: ¡Tengo tres corazones y nueve cerebros! ¿Puede alguien superar eso?
Así que, mirad más allá de vuestro plato y tenedme un poquito de consideración, por favor. La belleza no sólo está en una fachada amable. También reside en la perfección de la excelencia.
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Creemos ser los dueños del planeta, los señores de la Creación. Partiendo de esa premisa inexacta miramos con desprecio al resto de especies, a las que solo consideramos con una utilidad egoísta, cuando tantas lecciones podríamos aprender de ellas, la primera, la humildad.
Las fábulas de Esopo y de Samaniego, muchas de ellas con animales como personajes, como la de la liebre y la tortuga, son un ejemplo de sabiduría. Las enseñanzas que antes llamábamos moralejas ahora son algo desvalorizado, que identificamos con una palabra denostada: moralina.
Tal vez un pulpo no pueda, en realidad, hacer reflexiones como las de tu lúcido protagonista, pero mejor nos iría a todos, los que sí somos capaces de ello, si aplicásemos la consideración debida y una observación atenta a todos los seres vivos. Las laboriosas y constantes hormigas y abejas tienen mucho que enseñarnos, un pulpo también.
Un abrazo, suerte y feliz año, Puri.
EdH2020
Como dijo el gran Marco Aurelio. «Mira dentro. Que de ninguna cosa te pase desapercibida ni su cualidad propia ni su valor». Una vez más, muchas gracias por tu certero análisis, Ángel, y yo también te deseo un magnífico nuevo año. Un abrazo, amigo.
¡Qué curiosas enseñanzas la de este sabio pulpo!
A través de tus creativas letras me has enseñado algunas propiedades que desconocía de los octópodos, ya que lo que si conozco muy bien es su gran valor culinario a nivel mundial. 😀
Como ya te ha comentado Ángel, estos personajes tan populares en el mundo de las fábulas, suelen ofrecernos enseñanzas imborrables. Aún sigo recordando muchas de las que Samaniego, Esopo o las de Jean de La Fontaine.
Muchas gracias, Puri, por haberme hecho disfrutar con la amena y simpática lectura de tu historia.
Saludos y feliz 2020. 🙂
Muchas gracias a tí, Milagros, por leerme y por aportarme también tus reflexiones. De todas ellas aprendo. Un abrazo, guapa.