20. UNA HISTORIA APÓCRIFA (Paloma Casado)
Nunca pudo explicarse como consiguió entrar en su casa sin que nadie lo viera porque, cuando pensaba en él, lo recordaba bañado por una luz sobrenatural. Además de una belleza que no parecía de este mundo, poseía el don de la persuasión y ella, que no conocía varón, se dejó inundar por un fuego que no ardía, pero que incendió su cuerpo de gozo. Avergonzados de su estado, los padres concertaron su matrimonio con un hombre manso que le doblaba la edad, pero que dio apellido y profesión al hijo que esperaba. Cuentan las crónicas que dos años más tarde, él la visitó en su nuevo hogar. Quería alertarla para que salvaran al niño de la matanza que iba a exterminar a todos los inocentes.
La historia posterior que refiere el destino del hijo olvida la vida de la madre. Solo sabemos que cumplió con abnegación el papel al que estaba destinada. Pero podemos imaginarla al atardecer, sentada a la puerta de su casa con la mirada perdida en el horizonte. En silencio, como si pasara un ángel.
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El embarazo de la Virgen María siempre ha sido un misterio, quien más y quien menos se ha preguntado alguna vez cómo pudo ser eso de quedar encinta sin conocer varón. Se nos ha contado lo del ángel anunciador, pero nos faltaban detalles. Nadie dijo hasta ahora de que su papel no se limitó a ser el de un mero mensajero, sino que tomó parte activa en la misiva que debía dar a conocer, hasta el punto de que sin él nada se hubiera cumplido. El hombre bueno, San José, además del Hijo que trajo al mundo, para salvarlo, es historia conocida, pero una belleza divina ha de dejar huella por fuerza. María nunca olvidará aquel encuentro.
Partes de la laguna que deja una historia conocida, para rellenar un hueco y hacer más humana y cercana a uno de los personajes más ensalzados de la fe cristiana, de la Historia y del arte, todo ello, de forma compatible con el argumento principal, que en ningún momento se ve alterado. Si hubo un interés en no contar ciertos detalles, la imaginación puede suplirlos. El título admite y proclama que lo que va a narrarse en realidad no sucedió, pero, quién sabe, a veces, la inventiva, acierta.
Un abrazo y suerte, Paloma
Gracias por tu comentario, Ángel. Cualquier lectura es válida para interpretar las mitologías, en este caso la cristiana. De todas formas, podría tratarse de otra historia y de otras personas que compartieran la época de Jesús y algunos sucesos de su vida, por eso también he obviado nombres. Y el ángel…¿era en realidad un ángel?
Un guiño hacia lo mundano que recupera esa humanidad de la que carecen los textos sagrados. Me ha gustado la suavidad con la vas describiendo las situaciones y que terminan reposando mansamente en una sensación final muy placentera.
Enhorabuena, Paloma.
Gracias, Antonio. Me gusta transmitir sensaciones cuando escribo y si con esta lo he conseguido, me doy por satisfecha.
La historia nos puede resultar familiar, pero tu mirada sobre ella le da un nuevo aire, más sensual, más mundano, más creíble también. Parece, sí, que haya pasado un ángel.
Mucha suerte y abrazos.