44. La hora del recreo
Mi amada Violet, no creas que pienso en ti para evadir el miedo. Mis compañeros cuelgan en las cabinas los sujetadores de sus novias. Como si fueran patas de conejo. Yo prefiero recordarte sentada junto a mí en el Albert Hall. Temblando de emoción al escuchar el Opus 18 de Beethoven. Tan etérea que podrías vivir en una de las nubes que atravieso. Perdona por estas confidencias. Quizá te resulten de mal gusto. Pero aún necesito que escuches una más. Estoy a punto de incumplir las órdenes recibidas. Creo que desvarían. ¡Un puente barroco! ¿Cómo voy a destruir un puente barroco? Solo con imaginarlo me entran ganas de llorar. Ni que fuese un monstruo. Lo tengo decidido. Voy a desviar la trayectoria de la bomba. Caerá sobre ese patio feo que acabo de localizar en un colegio.
Que todo el mundo tiene su corazoncito es algo que sabemos, hasta los más descarnados dictadores podían ser tiernos con sus mascotas y su familia, incluso amantes de las artes, poseedores de una sensibilidad especial; pero a pesar de ello algún engranaje en esas mentes no encajaba, cuando, como en el caso de tu personaje, para evitar las destrucción de un puente, no tiene escrúpulos en terminar con un montón de prometedoras vidas.
Un cerebro bien amueblado funciona con prioridades, cuando éstas se trastocan y, además, tienen poder para actuar, esos individuos se convierten en los seres mas peligrosos que puedan imaginarse, que justifican, además, lo injustificable.
Un relato muy original, una psicología con rasgos llenos de contrastes, donde conviven con lo más refinado y lo absolutamente perverso como si tal cosa. El título complementa a la perfección y añade dramatismo, por si tuviera poco, al final que imaginamos.
Una historia para quitarse el sombrero, María.
Un saludo y suerte
Como siempre, sigo el rastro de tus comentarios. Lo mejor de Entc. He tenido la suerte de que esta vez también me ha tocado a mí. No veas cómo los disfruto.
Muchas gracias y suerte, también, con tu magnífico relato.
Mientras pensaba que el tema de La belleza fácilmente deriva en la lírica, el final de tu cuento nos devuelve a lo cotidiano en algunos lugares.
Suerte María.
Cruel sátira de un bombardeo. Evita el puente y condena a los inocentes.
Me ha sobrecogido tu historia contada en un tono suave y poético, pero con una maldad más que evidente en su contenido.
Besito virtual, María
A veces el amor desmesurado a la belleza se convierte en crueldad. Me parece una historia breve pero muy bien construida donde se pone de manifiesto que ciertas almas que se tienen por sensibles creen que sólo lo bello merece existir. Mucha suerte, María.
Madre míaaaaa. No me esperaba para nada ese final, ¡me cayó como una losa! Me has engañado con ese tono romanticón pero bieeeen.
¡Suerte!
Besosss
Has tocado maravillosamente un tema tan delicado como universal. A menudo provoca más conmoción social la destrucción de una obra de arte que la muerte de un ser humano. Nada que justifique, no obstante, la actitud de tu personaje, la de alguien supuestamente sensible pero sin ningún escrúpulo moral.
Enhorabuena, María, y mucha suerte con él.
Un abrazo.
Gran título, por cierto.