Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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20. EL CABALLITO DEL DIABLO (Toribios)

Dicen que desear lo imposible es decepción segura. No sé. El caso es que había llegado el triste momento de deshacer la casa. Muertos mis padres, había que vender, y mi hermano y yo tuvimos que viajar hasta la ciudad donde había transcurrido nuestra infancia. Habida cuenta del afán coleccionista de mi padre, la cosa se presentaba complicada. Miles de libros descansaban en los estantes polvorientos, y en los cajones se confundían sus preciados sellos, con la lupa, las pinzas y cientos de monedas muy diversas. Tras varios días vaciando las habitaciones, solo nos quedaba el desván. Me acordé entonces de mi álbum de cromos. Aquel de animales y plantas que soñé durante años terminar y que lo estaba a falta de uno solo. El cromo que nunca salía en los sobres, ese cuya existencia era un mito entre la chiquillería, hasta el punto de dudar de si alguna vez fue impreso. Apareció en una de las cajas. Fui directo a la página de los insectos voladores. El corazón me latió con fuerza mientras recordaba mis  fervorosas oraciones de antaño. El hueco infamante ya no estaba. En su lugar desplegaba sus alas orgulloso el innombrable.

8 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    En el momento de tener que ordenar el piso de un pariente cercano es cuando nos damos cuenta de lo efímero que es todo. Entonces no dudamos, de forma pragmática, en deshacernos rápidamente de objetos que fueron importantes para un ser querido, por falta de espacio propio y/o porque, en el fondo, no nos concierne, eran elementos muy personales, de una vida que no es la nuestra.
    Aparte de ello, es muy interesante el mito del cromo que nunca aparecía, cuyo misterio has revelado muy bien, con ese vuelo final del insecto en él representado.
    Una historia en la que podemos vernos reflejados, con tintes mágicos.
    Un abrazo, Antonio. Suerte

  2. Paradójicamente, el padre coleccionista fue el ángel que completó el álbum con el preciado e innombrable caballito del diablo… Si por algo me gustó la historia, aparte de por lo tierna, es porque el protagonista logra lo que yo nunca logré con ningún álbum -ni el de Frutillitas ni el de Snoopy-: completarlo (la que era muy buena en eso es mi hermana). Y también me gusta por el mismo caballito del diablo especialmente, porque me recuerda a los que supe ver volar en verano, en casa de mi padrino.

    Felicidades ANTONIO.

    Un beso,
    Mariángeles

    1. ANTONIO TORIBIOS

      Gracias, Mariángeles, por tu amable comentario. Das por hecho que el «culpable» de que aparezca en el álbum el dichoso cromo fue el padre. Fíjate, no se me había ocurrido. En mi mente la cosa iba más por la cosa ultraterrena, o bien por una tergiversación de la propia memoria del narrador. Pero lo más lógico es que hubiera sido el padre, claro. Esta es la magia de escribir, uno cuenta y los lectores completan la historia según su propia lectura.

  3. Tu historia es muy intimista Antonio, nos transportas a todos a ese momento, vivido o por vivir, o cuando sean nuestras casas las vaciadas. Y la vuelta a la infancia de tu protagonista, es el colofón perfecto. Felicidades y mucha suerte.

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