55. La última colección de mariposas (María José Escudero)
Vestía con harapos y, a duras penas, soportaba el camino con aquellas botas que había encontrado entre las ruinas. Caminaba en línea recta, sobre los restos de asfalto, como le aconsejó su padre antes de perder el mando y el aliento. Sin embargo, no era capaz de encontrar en la bóveda oscura aquellas estrellas que nombraba su madre antes de dormir. En la mano que aún le respondía, bien agarrado por el asidero metálico, un maletín de cuero estriado se balanceaba en el aire desabrido: Era un legado de familia, su única posesión. Lo demás era miseria, penumbra y una angustia obstinada en el estómago. Le seguía de cerca una recua de niños viejos y apestosos que nunca oyeron hablar del mar ni de los bosques. El más desesperado se acercó en busca de comida y tras arrebatarle su tesoro y abrirlo con rudeza, un aleteo de colores llamativos se desveló en un instante ante las miradas asombradas y túrbidas. Luego, fascinados, le escoltaron por aquella superficie hostil plagada de esqueletos y ceniza. Muy juntos y expectantes, como mariposas nocturnas que intentan levantar el vuelo en busca de un resquicio de luz.
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Un relato que impacta y sorprende a varios niveles. En un mundo destruido, en el que apenas quedan supervivientes, tu protagonista se aferra a algo tan grácil e impensable como una colección de mariposas que guarda con celo en un maletín, consciente que es un tesoro, una dignidad que necesita. El vuelo de esos lepidópteros puede simbolizar la búsqueda de una salida, deseos de liberarse, la esperanza en medio de tanta desolación.
Una narración muy cuidada, con expresiones magistrales, como esos «niños viejos», envejecidos por unas duras circunstancias que les ha robado la infancia para volverse chacales. Esos niños y tu protagonista, en una frase final memorable, «intentan levantar el vuelo en busca de un resquicio de luz».
Me ha gustado mucho.
Un abrazo y suerte, María José
Aún en las situaciones más traumáticas hay un resquicio de luz y de esperanza. La belleza que cura. Me ha encantado cómo lo has descrito.
Me ha encantado este relato. Duro y tierno a la vez. Gracias.
Muchas gracias Ángel, Paloma e Iñaki por vuestra visita y por vuestros amables comentarios. Me encanta que os haya gustado el relato. Gracias de nuevo y os envío un abrazo.desde casa.
Una colección única, preciosa, evanescente (y por eso mismo más preciosa y más única) en un futuro distópico (al que espero que, dada la presente pandemia que a todos nos asola) nunca lleguemos. Me encantó la visión de esos niños-viejos como mariposas nocturnas buscando un resquicio de luz…
Un micro de colección de primer orden.
Te felicito, MARÍA JOSÉ.
Cariños,
Mariángeles
Muchas gracias, Mariángeles por tu visita y por tu amable comentario. Me alegra que te hayan gustado estas mariposas supervivientes. Gracias de nuevo. Un beso.