69. Felina y fatal (Alberto Jesús Vargas)
Ella era felina y tenía algo de fatal. Sus uñas largas, casi afiladas, sus ojos de tigresa y esas escapadas nocturnas con andar almohadillado sobre tacones de aguja sin arrancarle al pavimento el más leve sonido de pasos, la emparentaban con todos los gatos con los que compartía su vida. Podría decirse que coleccionaba esas criaturas como coleccionaba amantes, aunque sólo a los primeros retenía junto a ella. Los hombres eran sólo de paso y aunque fueron muchos los que se dejaron seducir por su pregunta sin respuesta, ninguno, que se supiera, repitió una noche de pasión con ella, solitaria y misteriosa, de deseo feroz pero incapaz de amar. “Síndrome de Noé”, denunciaron los vecinos molestos por la cantidad de animales que acumulaba en su casa. Pertinaces, consiguieron por fin que los servicios sociales intervinieran por orden judicial. Sus gatos fueron trasladados al albergue en el que murieron al poco tiempo por inanición. Acostumbrados a la carne humana, rehusaron comer cualquier otra cosa.
Que bien retratada ha quedado tu denme fatale, Alberto, y con ese final, el relato gana bastante
Mucha suerte.
Pues si, Alfonso, la protagonista tiene mucho peligro. Que se lo digan a los pobres incautos que cayeron en sus zarpas. Gracias por comentarlo. Un cordial saludo.
Me has noqueado. El giro final me ha cogido por sorpresa. Y eso que ya ibas dejando una atmósfera propicia para un desenlace de tal magnitud. Esa mujer pantera es capaz de cualquier cosa. Me encanta cómo nos vas llevando a lo largo de la historia. Genial.
Genial eres tú, María y es para mi muy gratificante saber que el relato te ha gustado. Muchas gracias y un abrazo virtual.
Relato con todos los ingredientes de atrapar e intrigar, visual y con un giro final, vamos puñetazo, que lo hace excelente. Me ha encantado, Alberto, te felicito. Mucha suerte y un abrazote.
Me alegro, Pablo, que te haya gustado esta mujer fatal y tan tremenda, como se puede apreciar al final del relato :). Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Relato muy bien ambientado y con un giro final genial.
Me ha gustado mucho.
suerte y un abrazo
Muchas gracia, Ana, por tus palabras. Un abrazo.
Esto si que es una mujer fatal para sus amantes, más letal aún porque no se la ve venir. Los habituales a leer microrrelatos estamos acostumbrados a encontrar relatos con giros finales que intentan sorprender, pero no es algo que siempre se consiga. Tú, en esta buena historia, lo logras con creces, sin duda, con esta doble coleccionista de dos tipos de criaturas, a unas las mimaba, a las otras solo las utilizaba. El desenlace es un hachazo genial, tan bueno como toda la narración y el título.
Un abrazo y suerte, Alberto
Yo creo, Ángel, que las malas, en la ficción, siempre tienen algo de fascinantes y dan mucho juego. Con unas cuantas pinceladas y un final que he tratado que fuera contundente, he intentado definir a esta mujer fatal. Gracias por tu comentario tan oportuno y tan positivo. Un abrazo.
Con cada palabra, el texto se iba encaminando hacia un precipicio en el que no esperaba el menú que nos habías preparado con tanto sigilo. Fenomenal, Alberto, esa pirueta antes de que caiga el telón es el mejor cierre para un ejercicio de ejecución impecable.
Un abrazo.
Gracias, Paloma, por esta crítica tan positiva. Espero haber sido capaz de crear en este breve texto un personaje que por lo menos no deje indiferente. Un abrazo.
Ahora entiendo porqué nunca me he fiado de los gatos… Qué buen relato Alberto! Nos llevas a donde tú quieres a lo largo del texto para luego sorprendernos con ese final. Enhorabuena y mucha suerte. Abrazos.
¡Pobres gatos!¡Con lo encantadores que son! Me he servido de ellos para crear este efecto tenebroso en el relato, pero ellos no tienen la culpa de mi ocurrencia. Gracias por tu comentario, Beatriz. Me alegro mucho que te haya gustado. Un abrazo.