89. TERAPIA
La primera vez no fue planeado. Iba arrastrándose a comprar el pan y se metió sin pensar en el estudio de tatuajes. Se llevó puesta una estrella en el anverso de la muñeca y una sensación de cambio de suerte. Después de esa primera vez vinieron otras: una luna, un sol, más estrellas…siempre pequeñitos, para que él no los viera. Con su colección de talismanes se sentía más fuerte y le costaba menos aguantar las discusiones y los “hoy no sales con tus amigas”, “quién te crees que eres para hablarme así” o “cámbiate de ropa que así no vas a ninguna parte”. Un día se tatuó unas alas de hada bien grandes en la espalda y soñó con el cielo infinito. Cuando su padre se levantó al día siguiente, ella ya no estaba. Entonces él vio sobre la mesa el dibujo de una jaula vacía con la puerta abierta y se echó a llorar. Se le había hecho tarde. Muy tarde.
Madre mía Isabel, qué bien dibujas la tragedia de tu personaje. Y al principio me haces creer que es una pareja, pero luego descubres que es su padre. Enhorabuena y mucha suerte.
Tu relato, aunque ambiguo, deja abierta la puerta a la esperanza. Espero que ese vuelo lleve a buen puerto.
Bello y breve, deja su esencia en el lector.
Saludos.
Cuando la realidad se hace insoportable hemos de buscar asideros a los que aferrarnos para no caer al abismo, en la tristeza absoluta, esa amenaza que, seamos conscientes o no, todos tenemos dentro cuando el desánimo vence.
Esta muchacha grababa en su piel los deseos de su alma, todos hablaban de libertad. Cuando ya no pudo más decidió marcharse. Tal vez su vuelo haya sido literal, a través de una ventana, con el consiguiente y fatal desenlace, o, tal vez, sea el principio de una vida libre, la ruptura de sus ataduras, el abandono del nido por pura necesidad. En todo caso, su padre, por fin, parece haberse dado cuenta de su mal proceder, aunque tuviese buena intención, pero de una manera o de otra ya es «muy tarde».
Triste y hermosa colección de tatuajes, como triste y hermoso es este relato.
Un saludo y suerte, Isabel
Las relaciones entre padres e hijos son a veces muy difíciles; más si esos hijos son adolescentes y el padre está solo y es muy rígido. Ojalá la vida de otra oportunidad a este padre y a esta hija y que esa oportunidad llegue a tiempo (aunque exista un gran fracaso previo y de ahí ese «muy tarde). No sabéis cómo os agradezco a los tres vuestras palabras. Un abrazo muy fuerte