99. Cajas que cuentan (Juana Mª Igarreta)
Bajo el cristal biselado de la mesita del salón, guarda Clara un nutrido número de cajitas que conforman un paisaje variopinto de recuerdos y emociones.
Abriendo el estuche nacarado rebosante de cromos multicolores, las manos infantiles de sus hijas, volteándolos incesantemente, surgen ante sus ojos.
Varias cajitas esconden conchas y caracolas de diferentes playas. Saben a sol con sal. Saben de mar y amor.
En el joyero duermen dos anillos. El de plata se lo regaló su primer novio al cumplir ella los quince. Se le quedó pequeño muy pronto al comprobar que el amor todavía le venía grande. Pero Clara aún se estremece recordando aquellos tímidos besos recién estrenados. El de oro es la alianza de casada de su madre. Su padre, al que Clara no conoció, llevaba puesta la suya la tarde que se marchó.
Un cofre de alabastro ha venido a engrosar la colección de Clara. En su interior brilla una llave de latón, pero el baúl que abre quedó arrumbado en el desván de la vieja casa materna, ahora propiedad de un conocido escritor. Su novela “Amor prohibido” hará las delicias de Clara, ajena a la fuente que la inspiró.
Me parece un relato muy sugerente, Juana Mª. Narras con gran sensibilidad como la protagonista revive momentos emotivos de su vida (“que cuentan”) a través de su colección de cajitas y sus contenidos. Muestras muy bien sus sentimientos y como el destino le revela un secreto familiar que incorporará emocionalmente, sin saberlo. Enhorabuena.
Un abrazo y mucha suerte.
Hola, Josep María, celebro que te haya resultado sugerente lo que cuento a través de las cajitas de Clara. Mil gracias por tu lectura y generosa valoración del micro. Un abrazo.
Si contienen recuerdos de una vida, objetos que evocan momentos significativos, las cajas cuentan y mucho, como tú lo haces en este relato, dejando lo mejor, tal vez, para la imaginación: el contenido de esa última caja, que quizá imaginamos que podría contener cartas de amor, secretos sentimentales, inspiradores de una novela que, por esas cosas del azar, llega a leer la persona que debería de haber heredado ese material. Al menos, el la novela hace que no muera en el olvido esa historia que seguro que merecía la pena conocerse, ya sin tapujos, cuando su protagonista ya no está en este mundo.
Un título muy sugerente para una buena trama con un final abierto e interesante. Un abrazo, Juana.
Hola, Ángel. Como dices, Clara debería haber heredado ese baúl, que accidentalmente se queda abandonado en la casa. Incluso haber conocido la historia del amor oculto de su madre. Pero ya sabemos que, en según que tiempo y circunstancias, las personas se ven obligadas a esconder vivencias por miedo a la presión social. Mil gracias y abrazo