27. AYUDAS IMPENSABLES (Rafa Olivares)
Marisa Urbieta siempre fue a la última. Ya frisa en los setenta, pero nunca ha dejado de estar chic o «cool», según la época. Aunque jamás le faltaron pretendientes, ni antes ni ahora, no aceptó más ataduras que las de sus dedales, agujas e hilos. Empezó de modistilla y, casi sin darse cuenta, mutó lingüísticamente a costurera, ya en democracia. Por antiguas revistas que gustaba hojear, observó que la moda era recurrente, que volvían a la actualidad estilos que causaron furor en otros tiempos. Ello la indujo a conservar las prendas que retiraba de uso. Así, cuando aparecía una nueva tendencia, rebuscando en el armario solía encontrar algo que bordándole un adorno, tocando el dobladillo o quitándole el cuello, lo alineaba de nuevo con la tendencia. Sin embargo, esta vez la cosa estaba chunga. Dar con esos vaqueros rotos, que mostraban más piel que tejido, no sería fácil. Aunque en el ropero no le faltarían jeans, desde luego ninguno con boquetes guardaría. Y su vista ya no le permitía recurrir a los útiles de coser para hacer un apaño. Sin embargo, buscó y logró que su prestigio quedara incólume. Solo Marisa sabe que gracias a unas aliadas inesperadas: las polillas.
Ya lo dice el refrán: «Renovarse o morir». Una frase muy cierta, como lo es también la sabiduría acreditada por tu protagonista durante toda su vida, al saber adaptarse a los tiempos, consciente de que en el fondo todo es lo mismo siempre, solo requiere, si acaso de una pequeña modificación, un lavado de cara mínimo, tanto en la vestimenta como en los nombres que se dan a las cosas. La única ocasión en la que se vio en un pequeño apuro para actualizarse, unos insectos dañinos acudieron en su ayuda, dejando patente lo absurdo que resulta que unos pantalones agujereados puedan ser la última tendencia.
Otra buena muestra de tu ironía elegante y humor fino.
Un abrazo y suerte, Rafa
Una modistilla muy apañá, como lo son siempre tus comentarios.
Gracias, Ángel.
Un abrazo.
Parece que esa sabiduría innata de tu protagonista, basada sobre todo en la previsión y el sentido práctico, ha tenido el culmen de madurez en su último hallazgo. Finísimo humor el tuyo siempre, Rafa, y alta también tu narrativa. Mucha suerte con este nuevo gran relato. Un fuerte abrazo.
Exceso de superlativos en tu comentario, atribuibles a la generosidad con que siempre me lees.
Gracias, Enrique.
Un abrazo.
Inesperado ese final de polillas
Las polillas tienen esa habilidad: aparecen cuando menos las esperas.
Gracias, M. Carmen.
Ese golpe final es magistral, muy bueno el relato. Suerte y un abrazote, Rafa.
Gracias, Pablo. Unas visitantes esta vez oportunas.
Un abrazo.
Por ahí arriba se me ha colocado el comentario, jajj. Perdón.