56. PROMESAS
Sandra adoraba la moda, la llevaba prendida en cada poro de su piel.
Desde niña le gustaba jugar a las modelos.
Mientras otras chicas se entretenían con la pelota o el escondite, ella optaba por encerrarse con llave en la habitación de su hermana mayor.
Durante horas no se escuchaba ningún ruido. Eso producía en su familia una mezcla de preocupación y curiosidad.
Querían descubrir que hacía allí, sola, dentro de aquel cuarto.
Su hermana y su prima se propusieron averiguarlo. Después de que pasara la llave, se asomaron silenciosas por la ventana, y lo que vieron, las dejó boquiabiertas.
Enfrente del espejo estaba la pequeña Sandra, subida a unos zapatos de tacón rojos, de unos 20 centímetros, y con su frágil cuerpecillo cubierto por un minivestido negro, aderezado con un largo collar y unos hermosos pendientes.
Su cara, que desprendía una sonrisa de infinita felicidad, emergía de entre un estrafalario conjunto conformado por los tonos encarnados del carmín, el negro intenso del rímmel, el azul nacarado de la sombra de ojos y el suave rosado del colorete.
En esos momentos, Sandra se sentía sublime, lanzada hacia un futuro prometedor, en el que solo tenía cabida el maravilloso glamour de las pasarelas.
Los que tenemos retoños y amigos y parientes en el mismo caso, comprobamos que en muy pocas ocasiones ellos y ellas tienen claro cuál será su vocación. Algunos de estos jóvenes, simplemente, ni lo piensan, dejan correr el tiempo hasta que no queda más remedio que decidirse. Otros, pasan de una idea a otra con facilidad. Son pocos los que tienen las cosas claras. En este sentido, tu personaje merece interés y una oportunidad, porque tiene muy claro cuál querría que fuese su futuro, se puede decir que apunta maneras. Seguro que hace lo humanamente posible para lograr su sueño, otra cosa es que la vida y las circunstancias se lo permitan. Poder vivir con dignidad de aquello que a uno más le gusta no suele ser sencillo, de hecho, quien lo consigue, se puede considerar afortunado.
Un abrazo, Gloria. Suerte
Muchas gracias, querido Ángel. La verdad es que es muy difícil saber cuál es el camino a elegir, pero a veces, pocas, está muy claro. Y hay niñas y niños que saben que su vida está en las pasarelas, llenas de glamour, a pesar de que este mundo encierre un lado oscuro. Un gran abrazo virtual.