Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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57. MAMÁ ES, ART DECÓ (Nani Canovaca)

Mamá es muy mayor y a veces ni nos reconoce, pero sí rememora su infancia y juventud, como algo arraigado en su ser que se niega a dejarla. Últimamente repite el deseo de colocarse su vestido sin talle, las plumas de marabú y su collar largo de  perlas. A pesar de haber parido muchas veces, siempre procuró guardar la línea para poder llevar en los acontecimientos, su traje art decó. Lo que la desespera es no encontrar la pipa en la que aspiró los primeros cigarrillos, pero esta la hicimos desaparecer porque le perjudicaba. Desde pasados los primeros años, sabía que ya no estaba de moda, aunque la identificaba y siempre le hizo feliz recordar que con ese atuendo conoció a papá, el amor de su vida.  Por eso creo que a pesar de estar ya muy deteriorada su memoria, su personalidad no desiste, ni la dejará marchar como a ella le gusta. Por eso y por lo que pueda pasar, quiere estar preparada para el momento decisivo, sabe que él va a salir a su encuentro en cualquier momento.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    No es fácil cumplir años cuando el organismo deja de responder y, sobre todo, si es la memoria la que falla. El cuerpo se vuelve entonces un soporte cada vez más vacío, sin existencia, como si nada hubiese tenido sentido, algo muy duro para quien lo sufre pero no menos para las personas que acompañan a estos enfermos. Todos hemos conocido casos de ancianos que recordaban, como tu personaje, episodios de su infancia y juventud, pero padecían grandes lagunas desde entonces y hasta el mismo presente.
    Dentro de la dureza de esta realidad, en el relato late una esperanza que ningún mal parece capaz de destruir. Esta mujer conserva la coquetería de cuidarse y la esperanza de reencontrar al amor de su vida. Dentro de sus limitaciones, late la sabiduría y persiste la ilusión, dos elementos esenciales.
    Un abrazo y suerte, Nani

  2. Qué bonito Nani y qué gran verdad!!! Guardamos prendas en nuestros armarios que ya no nos quedan bien, que ya no nos sirven, pero que alegran el alma porque nos transportan a momentos felices. He visto a esa madre con ese vestido y esa personalidad, muy visual tu relato, felicidades. Besitos, Bea.

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