93 NUNCA CONTARÉ LOS CUENTOS QUE ME CUENTAS (Mødes)
Cuando yo era un niño, mi abuelo me contó que su gran amor fue Coco Chanel.
La conoció una noche junto al Sena, cuando París valía un millón de misas.
Y fueron dos tigres flamígeros, entregados al placer de devorarse, pero el terremoto del destino abrió un abismo infranqueable entre sus vidas.
Años después me dijo que, mientras paseaba, encontró el esqueleto de Karl Lagerfeld.
Y éste le comentó que era feliz viéndose tan estilizado, y que estaba diseñando un nuevo traje para Satanás, pues el color rojo ya estaba demodé.
En otra ocasión me aseguró que, una tarde, Claudia Schiffer le abrió su corazón.
Estaba harta de los hombres que sólo la querían por su cuerpo, y necesitaba coser las heridas de su alma.
Por eso entró con ella en el pajar y juntos buscaron la aguja perdida.
Sí. Mi abuelo era un adorable mentiroso, que vivía en una eterna fantasía.
Y cuando el tiempo pasó, su mente y su voz se fueron apagando.
Y anoche, por desgracia, falleció.
Pero hoy ha sonado mi teléfono, lo he cogido y, al instante, he comenzado a llorar.
Y al otro lado de la línea, la hija de Coco Chanel también.
Hay personas fantasiosas, que gozan al contar sus supuestas andanzas, con la seguridad de que, quien le presta atención (que ya ha escuchado lo mismo muchas veces) las tiene como ciertas. Ese inventarse a sí mismo, la doble vida de engaño, de tan repetido, acaba por creérsela hasta quien la cuenta.
De una forma o de otra, queda un resquicio de duda sobre si habrá algo de verdad en tanta fabulación. La conversación telefónica final no hace sino confirmar que, igual que todo puede ponerse en duda, también todo es posible, una filosofía que transmite este relato, la sabiduría de que todo es relativo.
Un abrazo y suerte, Modes
Si tu abuelo contaba esos cuentos ya sé de dónde te viene el talento. Un relato de libro. Dicho queda.
Un abrazo.
Las batallitas del abuelo se nos antojan fantasiosas, pero toda fantasía tiene en su origen una semilla de realidad. Muy buen juego con los grandes nombres de la moda convertidos en personajes de cuento. ¿O no era un cuento?
Suerte y abrazos.