55. INSTANTÁNEAS AL ÓLEO (Rafa Olivares)
Esta madrugada de mayo, en los albores convulsos del siglo, deambula en el ambiente cierta sensación de que podría ser una jornada memorable. Pero sentimos quebrarse nuestro ánimo cuando oímos al brigada francés dar la orden de «apunten» para una segunda descarga. En el grupo, Anselmo, con camisa blanca y calzas ocre, alza los brazos al cielo, fray Isidoro entrelaza sus manos para iniciar una oración y Evelio se cubre con las suyas la cara. Por el lado derecho, pinceles en ristre y buscando el mejor encuadre, aparece don Francisco gritando con su deje baturro: «¡Quietos, no os mováis!».
¡Qué de calambres debieron sufrir los pobres!
Suerte, Rafa. Saludos.
Bueno, seguro que a los narradores no les importó prolongar la escena.
Gracias, Ana, un beso.
No disponemos fotografías del 3 de 1808 en una zona muy concreta de Madrid, que hubieran sido un documento gráfico de primer orden. Aún no se había inventado el aparatito que permite perpetuar instantes, pero como la alternativa fueron los pinceles de don Francisco no solo no podemos quejarnos, sino todo lo contrario. Ese día, Anselmo, Isidoro y Evelio dejaron de existir para quedarse para siempre, paradojas del destino.
Un relato que deja patente que realidad solo hay una, pero puede contarse de muchas maneras, según la maestría del retratista.
Un abrazo, Rafa. Suerte
Gracias, Ángel. Aquellos retratistas fueron sin dudas los precursores de la fotografía artística. Hasta ahora se presumía que solo les faltaba la instantaneidad pero mis investigaciones, como ves, han demostrado que algunos sí la tenían.
Un abrazo, amigo.
Hola, Don Rafa Olivares.
Has jugado muy bien con dos de los elementos de la fotografía: el disparo y la captura de la imagen, solo que en este caso ni el disparo, ni la imagen son producidas por el elemento que esperaríamos, una cámara. Está claro que la pintura es el equivalente de la fotografía, para dejar plasmados hechos históricos cuando no se disponía de la tecnología que lo hiciese de forma instantánea. Bien jugado.
Como siempre un placer leerte.
Abrazos completamente inofensivos. Prefiero estos virtuales a los codazos que se han puesto de moda.
Hola, Ángel. Efectivamente, la buena pintura abrió camino a la fotografía en muchos de sus aspectos artísticos: la luz, la composición, la profundidad… Quizás le faltó la instantaneidad pero por qué no suponer en un genio también la habilidad de la rapidez en sus trazos. Así lo he imaginado en esta escena.
Gracias por comentar y te mando un abrazo virtual y sincero.
Mosén Pérez, gourmet de buenas obras y buenos artistas, ya sea por sus series negras o por las majas que también tienen su aquel.
Muy feliz verano y un abrazo.