14. Música de fondo (Javier Igarreta)
Al padre de Klaus, tan exacerbado en su melomanía como en otros asuntos menos defendibles, le hubiera gustado tener a su hijo de su lado. Klaus, duro de oído y poco amigo de los cantos de sirena, nunca llegaría a comulgar con sus ideas. Excepto con aquel empeño suyo de que escuchara el rumor del bosque y el latido de la tierra. La música de la naturaleza, que decía él.
A Klaus, la tragedia le pilló fuera. Intentó mantener una calculada tibieza, pero finalmente tuvo que asumir su cuota de riesgo. Entretanto, su padre, tras cumplir celosamente con su deber, había muerto solo. Bueno, con su inseparable Wagner.
Klaus se estableció de nuevo en el pueblo para ordenar su vida. Volvió al viejo robledal y encontró la clave para sus enigmáticas tallas, aquella musicalidad que tanto alabaría la crítica. Hasta pudo esculpir en aquella roca del alto, un sueño acariciado casi desde niño. En realidad, un secreto homenaje a su padre.
A veces, se acerca con pena hasta su deteriorada escultura. Cada cual ve lo que proyecta, aunque muchos se encogen de hombros. Klaus mira lloroso, intentando descubrir entre los graffitis, su “Cabalgata de las Walkirias”.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
CAT STEVENS – Father and son
https://youtu.be/txDMiD8ia50
Muchas gracias por detenerte a leer mi relato.
Me encanta esta canción de Cat Stevens, uno de los cantantes de mis años jóvenes. Gracias y un abrazo.
Hay padres que se empeñan en que sus hijos continúen su mismo camino, sin respetar que las personas son diferentes y cada cual debe buscar el propio. En ese empeño se da una mezcla de amor y egoísmo, dos conceptos antagónicos que, sin embargo conviven. Lo que es mejor para uno no tiene porque serlo, necesariamente, para otro.
Klaus amó la música a su manera, aunque él no estaba llamado a seguir los pasos del progenitor. Heredó la sensibilidad artística, pero su arte discurrió por una disciplina diferente: la escultura. Es una lástima que la rigidez les separase, algo de lo que, como hijo, no puede sino lamentarse, cuando es consciente de que ya no tiene remedio.
Un relato sobre lo complicadas que pueden llegar a ser las relaciones entre padres e hijos, con buena música de fondo.
Un abrazo y suerte, Javier
Muchas gracias por tu comentario. Que pases un buen verano. Un abrazo.
Hola Javier, aquí relatas muy bien el problema generacional que no siempre existe, claro.
Lo que quiere el padre para el hijo, los deseos del hijo. El amor y la admiración, calladas, del hijo por el padre y la incomprensión y frustración de este.
Realmente el problema en origen es, que algunos padres creen que los hijos deben ser pequeños replicantes, fieles siempre a su condición de herederos de un acerbo genético regalado… qué error más grande. Si lo hubiera querido tal cual era, otro gallo les hubiese cantado a ambos.
La música que le ha puesto Rafa, muy bonita.
Un abrazo Javier, feliz verano.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo y feliz verano.
Un relato en el que una amalgama de sentimientos gravita sobre la vida de los protagonistas. Amor, admiración, sensibilidad, emociones que, sin duda, sepultan a la decepción. Gran texto, Javier. Un abrazo y feliz verano.
Muchas gracias por tu amable comentario, Salvador. Un abrazo y que pases feliz verano.