38. PESADILLAS, de Termita
Hace dos semanas enterré mis miedos en un agujero del bosque junto a las raíces de un viejo arce. Cavé durante horas hasta que el hoyo fue lo suficientemente profundo como para que quedasen atrapadas todas mis pesadillas. Aun así, el fantasma de la chica que asesiné me sigue atemorizando por las noches. Ha cobrado forma de árbol y sus ramas son tan decrépitas y punzantes como la cuchilla de una guillotina. A veces, el espectro se desplaza por las paredes con sus garras sedientas de sangre, con sus hojas ansiosas por devorarme. Me atormenta con el silbido del viento, con el ruido incesante de los pájaros o con el palpitar de las almas que se alojan en su tronco. Viene a por mí. Quiere llevarme.
Cuando enciendo la luz comprendo que todo ha sido un sueño horrible. Son las tres de la mañana. Para matar la angustia, cojo un libro de la mesilla de noche y trato de leer unos capítulos. Con sus afiladas ramas abriéndome en canal resulta muy difícil seguir el argumento.
los peores sueños se dan en la vigilia. muy chulo, me gusta
Tremenda la historia y la imagen del libro asesino. Muy bueno!