35. Y ASÍ SE LO HEMOS CONTADO (Isidro Moreno)
El viento arrastra una nube de arena de desierto. Apenas se distingue a la humilde pareja que marcha con su caballería y las escasas pertenencias ante la estoica mirada de unas montañas peladas. El árido panorama y un frío in crescendo no presagian el asombroso acontecimiento por venir.
Refugiados en un mísero cobertizo a las afueras del poblado, se resignan a pasar la noche. Ella anuncia que el parto de su hijo es inminente. Él dispone el pesebre de las bestias como cuna y, para atenuar el frío, sitúa en derredor del improvisado lecho al asno y a la escuálida vaca aparecida en el cobertizo. Allí nace el niño al que llaman Jesús.
Ella, aún virgen, se peina entre cortina y cortina. Sus cabellos ahora son de oro y el peine es de plata fina. También surge un río donde, además, los peces beben y beben reiteradamente porque han visto nacer al niño. Una estrella guía a tres monarcas eméritos que, a trote de camello, llegan hasta el cobertizo para ofrecer unos regalos a Jesús. María lava pañales y los tiende en el romero. “Dime niño, ¿de quién eres?”, pregunta el pobre José, mientras los ratones le roen los calzones.
Este es el paisaje más pintoresco, peculiar y polémico que se podría describir. Muy acertada tu elección, Isidro. Has hilado a la perfección todos esos villancicos peculiares, que junto a nuestra pandereta y zambomba entonábamos al lado de una cunita de niño Dios. Después de leerte he comprendido por fin, por qué San José aparece tan circunspecto en todas las representaciones… pero claro, con esos ratones comiéndole la moral…no me extraña nada.
Buena tarde Isidro, un feliz puente para ti.
Realmente es un escenario peculiar, pues desde niños nos enseñaron una «Historia Sagrada» con cierto rigor y seriedad y que luego, al llegar la Navidad, se evoca entonando (y desentonando) unos villancicos cuya letra y referencias históricas o religiosas son un enigma, o al menos para mí. Tan pronto se habla de la condición humilde de la virgen, como se la describe entre lujosas cortinas con peines de plata… etc. o si no es así, te dicen que «Holanda ya se ve, ya se ve». ¿Desde España? ¡Pabernosmatao!
La única explicación que encuentro a esos textos (que un día fueron profanos, vale), es que el letrista de turno se encontrase bajo los efluvios del alcohol o con una sobredosis de alegría por tan «entrañables fiestas».
Bueno, muchísimas gracias, Mercedes, por tu gentil comentario.
Un codazo.
Los tiempos han cambiado y de qué forma. Los peces ya no «beben y beben», sino que lo hacen «reiteradamente». Hasta los Reyes Magos, antes tan «majos», han perdido encanto y se han convertido en eméritos, pero lo mejor de todo es San José, que parafraseando un manido villancico, pregunta de quién ese ese Niño, porque sabe que no lleva su ADN, al mismo tiempo que su mujer aun es Virgen.
Las cosas se pueden contar de muchas maneras, tú lo haces con gran simpatía y gracejo, con un último párrafo de lo más ingenioso.
Un abrazo y suerte, Isidro, artista.
Los tiempos han cambiado mucho y muy rápido; tanto que a veces me resulta difícil entender el momento. Debe ser por el vértigo que produce la velocidad y que a todos nos hace un poco (o un mucho) más irascibles. No sigo porque quiero ser «políticamente» correcto, pero sólo sé que no sé nada.
Querido amigo Ángel, menos mal que todavía me queda alguna gente como tú.
Muchas gracias siempre por tus comentarios y dos fuertes abrazacos.
Totalmente de acuerdo. Esas incógnitas de los villancicos también yo me las he preguntado miles de veces. A mis años no les veo explicación.
Y que los peces beban pues en el río o en el mar no pueden hacer otra cosa.
Bueno, que me ha encantado. Saludos.
Haces una interpretación muy divertida de la historia sagrada engarzada con las letras más desatinadas de esos villancicos que todos los años «desafinamos». Muy original y simpática tu propuesta, Isidro. Un abrazo enorme. Gloria