55 Carteles y banderas- Calamanda Nevado
Nos envolvía la espuma y las crestas de las olas, frías como copos de nieve. Tú las encontrabas increíbles. La corriente helada y el viento me gastaban y atravesaban; perdía más calor que producía. Tú, con hambre de mar atrasada, volabas sobre sus ondas y el oleaje de la línea costera con la ferocidad de una embajadora conquistada por su bandera. Aquella temperatura no me dejaba pensar y necesitaba recomponer mi balbuceo y convertirlo en palabras inteligibles. Observaba la felicidad con que agitabas los brazos en aquel glacial oceánico, la borrachera con que entregabas tu espíritu y tu piel pálida al agua que resbalaba temblorosa en tus hombros, y la dulzura y el trueno de tu risa.
Después llegaron tus besos azules y salados, y su huracán, tanto que conmovieron al glacial de esa orilla, jugué con tu cintura saltarina y mi termómetro interior ascendió sus grados, en el momento que te acurrucaste junto a mí con un tropel de suspiros, y bebí a tragos cortos ese invierno. Cuando nos iluminó el tímido sol de mediodía, ya me ardían las puntas de las orejas y decidí no hablarte de lo nuestro, de momento. Porque yo no podía morir sin libertad.
Qué bien narras todos los sentimientos que te ocasiona ese escenario inigualable que es el mar, siempre cambiante. Precioso relato, Calamanda. ¡Mucha suerte! Un abrazo, y feliz Navidad.
Gracias gloria. Feliz Navidad¡¡¡ Abrazos
Gran parte de nuestro organismo se compone de agua, de ahí esa fascinación humana hacia el elemento marino, que nos sobrecoge, nos atrae y es como si formara parte de nosotros y acompañase nuestros sentimientos, como parece que le sucede a tu protagonista. A la gelidez natural del mar tu protagonista contrapone la relación con su pareja, que poco a poco hace que eleve su temperatura.
Un relato intimista, entre lo lírico y las vivencias.
Un abrazo y felices fiestas, Calamanda
Ángel, gracias por tu tiempo y tu comentario. Abrazos y felicidad para afrontar el año nuevo con esperanza y salud. Feliz 2021¡¡¡
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