Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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30. HELADO, MIENTRAS NIEVA (Nani Canovaca)

 

¡Tengo frío! Me apetece sentarme al calor de la lumbre, pero antes de seguir con mi última lectura, me apetece repasare el álbum de fotos. En primer lugar aparecen papá y mamá sonrientes ayudando a mis hermanos y a mí, a moldear un muñeco de nieve. Recuerdo aquel día como si fuera hoy mismo, ¡lo pasamos tan bien! Después, llenamos un cubo de nieve y mamá colocó una olla de natillas, que acomodó haciendo un hueco y batiendo con fuerza y sin parar, con la cuchara de palo (a veces papá la sustituía), hasta que lo que era un postre, se convirtió en un rico helado de vainilla. Fuimos ese día los niños más felices del universo. Sabíamos que en países fríos, tomaban helado y ese día nos sentimos suizos, noruegos o que sé yo, de otro sitio muy al norte, donde se comía helado mientras se veía caer la nieve por la ventana. Después, en la candela, aquí mismo donde se me agolpan tantos recuerdos, jugamos a la oca, a tres en raya y para la cena papá asó boniatos, hizo un bol de palomitas con miel, nos contó un cuento y… ¡noto la cara mojada!

14 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Alguna vez he leído que en los países nórdicos, a pesar de las bajas temperaturas, es donde más helados se consumen durante todo el año. Algo tendrán que los asocia con la felicidad. No es extraña la de estos niños, que no necesitaban más que de la buena voluntad de sus mayores y de la compañía para disfrutar.
    En estos tiempos en los que tenemos tanto, y pese a ello nunca estamos conformes con nada, relatos como el tuyo, cuya emotividad se resalta al final, deberían hacernos reflexionar sobre sí hemos avanzado en realidad, o durante ese aparente progreso hemos perdido otras cosas esenciales.
    Un abrazo, Nani. Suerte

    1. Ángel, también tenía entendido que es en esos países, donde más se comen helados. Aunque en mi tierra, también se hacía tal cual cuento, los días de nieve. Eran días que disfrutábamos en familia, los padres tenían menos quehaceres y los dedicaban a hacer cosas que no se podían en jornadas normales.
      Muchas gracias por ser tan bonico.
      Besicos muchos.

  2. Qué bonito es recordar, Nani, sobre todo lo que nos hizo tan felices. Un relato nostálgico donde los haya…
    Gracias por compartirlo con nosotros.
    Me voy a tomar un helado… ¡me han entrado unas ganas! 😉
    Un besote grande, amiga.

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