59. El periplo de una lágrima
Ahora estoy sobre la duna de un desierto africano, exhausta. Nací en el instante en el que un niño soltó la mano de la mujer cuyo corazón, al encogerse, me impulsó hasta sus ojos. Me deslicé por su cara, su cuello, su pecho, su pierna, su tobillo, el asfalto, la alcantarilla, el cauce del río, el rayo de sol, el ascenso a la nube, a la ráfaga de aire. Así llegué aquí. En cualquier momento me diluiré en una partícula de polvo en suspensión de la arena, en el viento que me empujará hasta posarme cerca de un árbol amazónico. Entraré en su raíz, su tronco, sus ramas, sus hojas, la luz, el oxígeno que respirará la mujer que me creó.
Precioso el periplo de esa lágrima. Estaré al tanto y cuando llegue con la la calima y pase por encima de Tenerife la acompañaré por el Atlántico hasta el Amazonas. Lo que mas me gusta es que desde el punto de vista de la ciencia es muy fiel a la realidad, el desierto de Sáhara fertiliza el Amazonas, y recreas a la perfección el ciclo del agua y de la vida. Enhorabuena y mucha suerte, Susana
Ay, Javier,¡gracias! Compartimos ciertas obsesiones, eh… Me encanta, de forma especial, que te haya gustado. Un abrazo.
Susana,
Precioso el viaje de esa lágrima, me ha encantado de principio a fin.
Mucha suerte!
Abrazos
¡Gracias, Aurora! Un abrazo
Me ha gustado mucho tú lágrima, felicidades
Un abrazo
La lágrima creo que dice dice ¡gracias, Javier! 🙂
Qué bonito relato de la fertilización de la Pachamama.
Abrazos marinos.