10 Sentimientos encontrados (Javier Igarreta)
Elena se detuvo en el estante de lencería del chino y eligió un tanga negro, rechazando unas bragas de color carne más recatadas. Apostada junto a la balda de ferretería una chica con aspecto andrógino la miraba de reojo, esbozando una sonrisa cómplice. Coincidieron en la caja. Ella acariciaba una llave inglesa con insinuante afectación. Elena se hizo la despistada, pero no pudo permanecer insensible a la calidez de su gesto.
Días después, escuchó atónita una noticia escalofriante. El dueño de una cercana tienda de revistas había sido asesinado. Un individuo taciturno y un tanto mirón. Junto a la víctima, encontraron una llave inglesa cuidadosamente impoluta. A Elena se le erizó el vello cuando halló en su buzón un escueto anónimo: “tenemos el mismo gusto”.
Atrapada en aquel juego, sus noches se tornaron convulsas. Sus más vehementes deseos afloraban en la trama de recurrentes pesadillas.
El fatídico día, Elena creyó vislumbrar su magnética mirada al fondo de un metro abarrotado. Al llegar a la parada se oyeron gritos y disparos. Entró en casa con el corazón en un puño y sintió que se lo arrancaban cuando, horas más tarde, vio en la pantalla aquellos ojos fríos y sin vida.
Una mirada suele ser algo fugaz y pasajero, pero cuando dos personas, entre tantas, coinciden en mostrar un cierto interés una por la otra, con atención a los detalles, es que alguna chispa se ha encendido, un magnetismo de atracción. A tu protagonista le fascina el personaje con quien parece haber congeniado, a pesar de que solo estuvieron cerca unos segundos. Algo que parece recíproco. Son lógicos esos «sentimientos encontrados» porque intuye, y luego comprueba, que se trata de alguien abrazada al peligro, fuera de los límites sociales conocidos. Al constatar su final, en lugar de sentir alivio ante una posible amenaza, nota que le han arrancado el corazón.
Un relato sobre dos seres que conectan con una pasión por medio, que no por no llegar a consumarse, fue menos cierta.
Un abrazo y suerte, Javier
Muchas gracias por tu comentario, Ángel. Tan minucioso y atinado como siempre. Un fuerte abrazo.
Relato intenso y desgarrador que no deja indiferente a nadie.
Suerte. Un cordial saludo.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Hay mucha insinuación en este relato. Hay miradas, tanga, androginia… Se dice y no se dice, se cuenta y no se cuenta, y todo bien. Muy buen relato. Abrazos y suerte.
Muchas gracias por detenerte a leer mi relato. Como dices, he intentado ir dejando pistas para que cada cual pueda hilvanar su historia. Gracias y un abrazo.