43 CÓPULA SALVAJE (Rafa Olivares)
Tan promiscua como creyente practicante, con su estilizada figura, su aroma silvestre y su sensual voz, es capaz de seducir a cuantos vanidosos galanes pasan por su vera. Prendados de sus encantos, quedan atrapados por un torrente de deseo que les predispone a dar hasta la vida por un momento de pasión con ella.
Venciendo timideces tan absurdas como inútiles, los más audaces la abordan con cierta discreción que muta en arrebatada lujuria en cuanto perciben su complaciente receptividad y ansia. No es momento de plegarias. En los apresurados embates hacia el éxtasis, o justo después, ella une su cabeza a la del primerizo amante y, como si de un sacramento se tratara, empieza a deglutir con gula su cuerpo y su sangre. Literalmente. Es lo que tiene haber nacido mantis y religiosa.
Coges dos palabras, las envuelves de significado, las sazonas con ironía made in Rafa y nos regalas la sorpresa final. Genial. Un abrazo y suerte.
Una receta culinario literaria a la que pone la guinda tu comentario.
Gracias, Salvador.
Un abrazo.
Ya sabemos que cuando el deseo está en medio no se puede uno fiar de algunos creyentes practicantes, pero esta criatura de «estilizada figura» nos sorprende, hasta que nos descubre su nombre, con su ritual de canibalismo. Un micro enormemente ingenioso. ¡Enhorabuena, Rafa! Suerte, no creo que la necesites. Un abrazo.
Deseo y religión van con frecuencia unidos. Incluso en la naturaleza.
Gracias, Juana. Y sí, la suerte hace falta, que por aquí se escribe muy bien.
Un beso.
Este insecto voraz, sobre todo en su versión femenina, con aspecto de rezar y nombre de santa, incluso, siempre me ha fascinado. En mi infancia, un amigo y yo criamos una enorme, le dábamos saltamontes vivos. Era todo un espectáculo. Y de la cópula no digo nada, porque ya lo has contado tú mejor que nadie. Ese macho que se deja morir para que ella tome energía y engendre huevecillos en su abdomen, parece el sacrificado de la escena, pero no estaría mal conocer su versión, saber, si fuera posible, si su entrega total merece la pena.
Un relato salvaje y natural, como la vida misma.
Un abrazo y suerte, Rafa
Si además nos encontramos una mantis entrenada por Ángel y su amigo el festín puede ser pantagruélico. Sería interesante la opinión del macho, lo malo es que no podrá comparar.
Gracias, Ángel.
Un abrazo.
Mantis y religiosa: una combinación irresistible…¡Irresistiblemente letal! Muy buena la descripción de esa cópula salvaje con símiles eucarísticos…
Me encantó y espantó a partes iguales, RAFA…
Cariños,
Mariángeles
Si de pasión y deseo se trata, no podía faltar este ejemplar capaz de seducir y de «comerle la cabeza» al macho al mismo tiempo.
Gracias, Mariángeles.
Cariños.
Hay que ver que manera de sacrificarse y cumplir religiosamente con su cometido, procrear y alimentar la simiente recién engendrada. Gran micro y mejor remate. ¡Suerte!
Nadie dijo que lo salaz esté reñido con lo religioso.
Gracias, Javier.
Un abrazo.
Por lo que veo, además de las letras, la entomología se te da estupendamente. Mucha suerte para tu religiosa mantis, Rafa.
Besos.
Por igual, ni la una ni la otra, pero me camuflo para aparentar.
Gracias, Paloma.
Besos.
En casa yo tenía un gran espécimen de mantis en una mata de atrapamariposas, pero mi hermana decidió que prefería las mariposas a que la mantis se las comiera. Increíblemente las mantis de atrapamariposas no se reproducen con los machos de arbustos de oregano que suelen ser de color blanco y negro a diferencia de sus vecinas que son de color verde tierno con cabeza de color rosa.
Me encanta esa imagen de que al final del apareamiento, ella devora la cabeza como si consumiera una ostia haciéndo de este acto una consumación de carne y sangre.
Los elementos en tu historia están tan bien mezclados que hay otra lectura más que no es solo la del insecto sino de una mujer que consume a su amante o pareja por el bien de su posteridad.
Muy buena suerte, Rafa.
Un saludo.
Todo un análisis entomólogo-eclesiástico.
Gracias por comentar, Patricia.
Un eso.